Por: Dr. Elton Gómez, experto en células madre
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El cerebro es una maquina electro química maravillosa, capaz de pensar y de producir ideas, asimismo esas ideas nos permiten sobrevivir y progresar.
Sin embargo el funcionamiento de esa máquina electroquímica, tiene un precio muy alto, el cerebro humano, pesa el 2% del peso corporal de una persona, y sin embargo consume el 20% de los nutrientes del organismo, consumiendo además una gran cantidad de azúcar y oxígeno en el proceso, tal actividad aun en reposo, es mucha para un órgano que es relativamente pequeño.
Para hacer llegar todos los nutrientes y oxígeno disuelto en la sangre a este órgano, la evolución nos dotó de un varias arterias muy importantes y un sinnúmero de capilares extremadamente delgados, que suministran día y noche sangre al cerebro y a su compañero más pequeño, el cerebelo.
Estas arterias son tan importantes, que la obstrucción (tromboembolia), o la ruptura (derrame) de una de ellas, la mayor parte de los casos es un evento catastrófico en términos de la funcionalidad del cerebro y de todo el organismo.
Una de estas arterias es la cerebral media, la cual es importante tanto por su localización, como por los territorios del cerebro que irriga, asimismo, más del 70 por ciento de los eventos vasculares, como las embolias e infartos, se originan en el territorio que riega esta arteria.
Cuando hay un bloqueo de la sangre, y este es completo, se experimenta la muerte de las células, en los primeros minutos, y el infarto cerebral inicial esta rodea un área donde la sangre no fluye bien, donde las células están sufriendo por la falta del riego sanguíneo, a esto se le conoce como “penumbra hipoxicoisquemica” que dispara una serie de mecanismos reguladores del muerte celular, conocida como “apoptosis” que inicia con la falta de producción de energía (ATP) en las mitocondrias (los organelos celulares que producen energía) por parte de la unidad neurogliovascular (es decir, el conjunto de todas la neuronas, las demás células que las rodean, y las arterias y venas que las irrigan) con la acumulación de radicales libres, y la activación de ciertos genes y sustancias condicionados por la hipoxia, como el HIF (factor inducido por hipoxia) el HAF (factor asociado a hipoxia), y el MDR alfa 1 y 2 (Factores de resistencia de drogas alfa 1 y 2 respectivamente) que llevan a una reacción de entrada de calcio, acumulación de radicales libres, y finalmente la muerte celular, todo ocasionado por la baja de oxigeno que les llega a las células, haciendo que la zona de penumbra pueda crecer en las próximas 24 horas siguientes del infarto, originando más área de muerte celular, de esa forma el infarto que inicialmente no era tan grande, puede complicarse mucho en las siguientes 24 horas.
El uso de eritropoyetina humana recombinante (Epo) tiende a estabilizar el área de penumbra, según últimos estudios y modelos experimentales, y el uso de la oxigenoterapia en cámara hiperbárica, ha demostrado reducir el área del infarto cerebral si esta es aplicada en las primeras horas del evento, y además forma parte del protocolo para recuperación del mismo, además se están probando terapias celulares, para restituir las células dañadas, con muy buenos resultados a corto y mediano plazo, aun en infartos grandes que conlleven gran incapacidad del paciente.