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Por: Lic. Jaime Israel Davila Gomez, Abogado
Resultado directo de la situación sanitaria que se vive a nivel mundial es la creación de contenido de todo tipo que ha incrementado exponencialmente, siendo uno de los canales de distribución favorito el Podcast y como todo contenido la Propiedad Intelectual tiene un rol principal en la protección del talento creado, utilizado y explotado.
En primer lugar, los Podcast utilizan signos de identificación (nombres íconos, emblemas, diseños, logos, etc.) que permiten diferenciarlos de todos los otros disponibles en el “mercado”. Esos signos son susceptibles de registrarse y protegerse como marcas, obteniendo de esta manera exclusividad sobre el mismo para evitar malos usos por parte de terceros. En segundo lugar, y en relación a estos signos – específicamente el nombre- existe la llamada Reserva de derechos que protege la denominación de difusiones periódicas (como lo es un podcast) y está relacionada dicha figura con los derechos de autor. Siempre es conveniente obtener la protección tanto de la marca, como de la Reserva.
Adicionalmente, y en virtud de la participación de diversos elementos personales en la producción (diseñadores, fotógrafos, guionistas, músicos, editores) de un podcast, es muy valioso contar con los contratos necesarios entre quienes intervienen en esta etapa y quienes son los dueños del proyecto, para así dejar en claro a quién le pertenecen los derechos y evitar futuros conflictos por la propiedad de estos, salvaguardando en todo momento la continuidad de la difusión del contenido.
Por último, y no menos importante, algo que se pasa por alto es tratar a cada episodio como una obra individual (ya sea sonora o audiovisual), que requiere la protección y administración (contratos y registro antes INDAUTOR) tomándola como tal, es decir un producto con autores, productores y titulares plenamente identificados que representan un cúmulo de derechos que deben contratarse adecuadamente para hacer un producto que perdure en el tiempo y sin riesgo de fenecer por malos entendidos o reclamos legales.
