Por: Víctor Hermosillo, Senador de México
Las elecciones en Estados Unidos no sólo dieron como resultado la victoria de Donald Trump, también se votó la legalización de la marihuana en los estados de California, Maine, Nevada y Massachusetts, de esa manera ahora son 8 entidades, una quinta parte de la sociedad, que acepta el uso recreativo de la cannabis a las personas mayores de 21 años para portar hasta 30 gramos y cultivar plantas en sus hogares.
Esta es una pequeña gran decisión para la región, pues durante todo el Siglo XX hemos estado combatiendo la producción, el tráfico y el consumo de la marihuana. Desde 1925, año en que fue prohibida en México, ha habido más corrupción y violencia, ya que el poder de los cárteles de la droga se ha incrementado y en muchos casos sobrepasa las capacidades del Estado mexicano.
En materia de seguridad, en particular en la lucha contra el narcotráfico, México se comprometió en el marco de dos mecanismos internacionales: el primero, la Asociación para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN); el segundo, la Iniciativa Mérida en donde el gobierno de la Unión Americana proveía de equipo y financiamiento para la seguridad en nuestro país.
Por si eso fuera poco, el 11 de diciembre del 2006, el ex presidente Felipe Calderón inicia un combate frontal en contra de los cárteles de la droga, lo que generó muchas críticas por la violencia desbordada nunca antes vista en el México contemporáneo. Con la alternancia en el 2012 la situación no cambió, de hecho se mantienen los mismos niveles y al día de hoy, en 10 años de pelea intensa ya son más de 150,000 muertos y 28,000 desaparecidos en todo el país. De 2006 a 2015 han sido asesinadas 48 personas al día y en lo que va del 2016 se registraron en México un total de 8,815 asesinatos cometidos por presuntos grupos del crimen organizado.
La situación es insostenible y aunque los medios de comunicación ya no abordan la violencia del crimen organizado de la misma manera como se hacía en el sexenio pasado, la realidad es que el panorama sigue igual y en muchos casos ha empeorado.
Es urgente replantear los objetivos y la política pública alrededor del uso de la marihuana, tomando en cuenta que Estados Unidos no enfrenta la misma violencia y por ende, no tiene el mismo compromiso para combatir al crimen organizado en su país, por ejemplo, no nos han dicho quiénes son los capos en su país.
La prohibición o legalización de cualquier producto en Estados Unidos y México afecta invariablemente a ambos, lo malo es que los costos no se han repartido de la misma manera y el más afectado por esta regulación ha sido nuestro país al consolidarse, lamentablemente, como el mayor productor de marihuana del continente y principal abastecedor de los norteamericanos.
Con la legalización nos enfrentamos a un escenario adverso para nosotros, ya que a la despenalización de la marihuana en California y otras entidades se suman los rumores de que Canadá ya plantea revertir la prohibición, lo que representa un reto por la contradicción política, económica, social, cultural, y de seguridad que será para ambas naciones la prohibición del lado del productor y la legalización del consumidor.
Ante este panorama y si no se hace nada, las consecuencias son:
- En Estados Unidos aumentará el costo de la marihuana por los impuestos y las especificaciones sanitarias que deberá cumplir para su compra y venta.
- Compradores mexicanos podrán cruzar la frontera para comprar marihuana legalmente en California.
- La droga que no pueda entrar en Estados Unidos deberá quedarse y buscar un mercado en México.
- México deberá asimilar el impacto por el mayor consumo entre su sociedad.
- El crimen organizado se diversificará aún más, incursionando en otros delitos.
- Nuestro país seguirá perdiendo vidas y gastando recursos por tratar de impedir la producción, consumo y tráfico hacia una nación que ya no la prohíbe.
Debemos terminar con la “ley de la frontera” que dice que Estados Unidos pone a los consumidores y México la droga y los muertos. Para nosotros es muy común reaccionar cuando el tren ha pasado, afortunadamente en este caso tenemos todavía un año para que entre en vigor el 1º enero de 2018, actuemos ya.