El presidente Donald Trump anunció aranceles del 30% a todas las importaciones provenientes de México a partir del 1 de agosto, argumentando que el gobierno mexicano ha fallado en detener adecuadamente el flujo de fentanilo y en combatir a los poderosos cárteles de la droga. Esta medida representa un cambio significativo en la política comercial, luego de meses de especulación sobre si México podría evitar sanciones económicas adicionales.
En una carta oficial dirigida a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, Trump expresó su frustración por lo que describió como una acción insuficiente del gobierno mexicano para frenar las operaciones de las organizaciones del narcotráfico. “Lo que ha hecho México no es suficiente”, escribió Trump, acusando a los cárteles de convertir a América del Norte en un “parque de juegos del narco”.
Los aranceles se aplicarán por separado de los aranceles sectoriales ya existentes, y cualquier producto transbordado a través de terceros países para evadir el incremento también estará sujeto a la nueva tasa. Sin embargo, Trump indicó que los productos fabricados dentro de Estados Unidos por empresas mexicanas estarán exentos del nuevo arancel, y prometió acelerar las aprobaciones para dichas operaciones.
La carta también advirtió sobre represalias, señalando que cualquier aumento en los aranceles mexicanos provocaría un incremento proporcional en los aranceles estadounidenses. Trump criticó además las prácticas comerciales de México, haciendo referencia a barreras arancelarias y no arancelarias que, según dijo, han contribuido a un déficit comercial insostenible para Estados Unidos.
Aunque Trump sugirió que los aranceles podrían ajustarse en el futuro, esto dependería del progreso de México en la lucha contra el tráfico de fentanilo.
“Si México tiene éxito en desafiar a los cárteles y detener el flujo de fentanilo, consideraremos hacer ajustes a esta carta”, escribió Trump. “Estos aranceles pueden modificarse, al alza o a la baja, dependiendo de nuestra relación con su país. Nunca se decepcionarán de los Estados Unidos de América”.
A partir del 1 de agosto de 2025, la administración Trump aplicará una nueva ronda de incrementos arancelarios recíprocos a una serie de países como parte de una estrategia comercial más amplia para reducir el déficit comercial estadounidense y recuperar la soberanía económica. Trump firmó una orden ejecutiva extendiendo ciertos aranceles que originalmente vencerían el 9 de julio, e informó a países como Japón, Corea, Sudáfrica y Tailandia sobre nuevas tarifas que oscilarán entre el 25% y el 40%. Estos ajustes siguen a un periodo de 90 días durante el cual varias naciones aceptaron reducir aranceles o eliminar barreras comerciales, aunque el déficit comercial de EE.UU. sigue siendo “grave”, según funcionarios del gobierno.
Las medidas arancelarias forman parte de un esfuerzo continuo para abordar lo que Trump ha calificado como décadas de prácticas comerciales injustas y no recíprocas. La administración sostiene que los aranceles y barreras no arancelarias extranjeras han perjudicado históricamente a los trabajadores e industrias estadounidenses, contribuyendo a la inseguridad económica.
Los países que no estén dispuestos a corregir estos desequilibrios enfrentarán condiciones más estrictas, a menos que fabriquen dentro de Estados Unidos, donde Trump ha prometido apoyo regulatorio ágil. Aunque el gobierno mantiene su disposición a nuevas negociaciones comerciales, los nuevos aranceles reflejan una postura más firme ante socios que no cumplan con las exigencias estadounidenses para lograr relaciones comerciales más equitativas.