Related Articles
-Editorial
El Departamento de Educación de los Estados Unidos anunció que la Universidad de Harvard dejará de recibir nuevas subvenciones federales, citando preocupaciones sobre el cumplimiento de la ley, la gestión financiera y un alejamiento de los estándares académicos basados en el mérito.
En una carta formal dirigida al Dr. Alan Garber, presidente interino de la universidad, la secretaria de Educación, Linda McMahon, detalló una serie de acusaciones contra la institución. La misiva acusa a Harvard de un patrón sistemático de violaciones a la ley federal, falta de transparencia y decisiones académicas y administrativas que, según el Departamento, han comprometido la credibilidad y la confianza pública en la universidad.
El Departamento de Educación criticó a la institución por lo que calificó como un “patrón de violación de la ley federal”, especialmente en temas relacionados con la conducta estudiantil, las admisiones académicas y el presunto incumplimiento del fallo de la Corte Suprema de EE. UU. que prohíbe el uso de criterios raciales en los procesos de admisión. También se mencionó la eliminación de los exámenes estandarizados como requisito de ingreso y la implementación de un programa de matemáticas remediales, cuestionando la rigurosidad académica de la universidad.
La carta también mencionó diversas controversias relacionadas con el liderazgo de Harvard. Entre ellas, destacó la cobertura mediática sobre supuestas acusaciones de plagio contra la expresidenta Claudine Gay y criticó nombramientos recientes en la facultad, como los exalcaldes Bill de Blasio y Lori Lightfoot, calificándolos como “elecciones cuestionables” para impartir clases de liderazgo.
Asimismo, se hizo referencia a declaraciones del exalumno de Harvard y administrador de fondos de inversión, Bill Ackman, quien ha sido un crítico abierto de la gestión universitaria. Ackman ha pedido la renuncia de Penny Pritzker, exsecretaria de Comercio de EE. UU. y actual miembro del Harvard Corporation, acusándola de politizar la universidad y de una mala administración de sus recursos. También expresó preocupación sobre la situación financiera de la institución, asegurando que su endowment de 53.200 millones de dólares está sobrevalorado y señalando que Harvard mantiene una deuda de aproximadamente 8.000 millones de dólares.
La secretaria McMahon afirmó que recibir fondos federales “es un privilegio, no un derecho”, y señaló que la Administración había mantenido su apoyo a Harvard bajo la condición de que cumpliera con las leyes federales, especialmente en lo relativo al bienestar estudiantil y la no discriminación. De ahora en adelante, se espera que la universidad opere como una institución financiada exclusivamente con recursos privados.
El Departamento alentó a Harvard a implementar reformas que ayuden a restaurar su reputación, entre ellas un regreso a las admisiones y contrataciones basadas en el mérito, una mayor cooperación con las fuerzas del orden y el cumplimiento de las normativas establecidas por agencias federales.