-Editorial
El certamen de Miss Universo no comenzó como el espectáculo global que conocemos hoy. Nació en 1952 a raíz de un conflicto comercial, cuando una importante empresa de trajes de baño decidió crear su propio concurso de belleza después de que una ganadora de Miss América se negara a posar con uno de sus diseños. Lo que empezó como una estrategia de marketing rápidamente se transformó en un fenómeno cultural. La competencia inaugural, celebrada en Long Beach, California, contó con concursantes de todo el mundo e introdujo un formato que combinaba elegancia, diplomacia y orgullo internacional.
Para las décadas de 1960 y 1970, Miss Universo se había convertido en una sensación global. Las transmisiones televisivas llevaron el certamen a millones de hogares, y el público se sintió cautivado no solo por los vestidos y el glamour, sino también por las historias de jóvenes que representaban países, culturas y aspiraciones. Era una época en la que una corona podía lanzar una carrera, influir en la moda y ocupar titulares desde Manila hasta Ciudad de México. En su apogeo, Miss Universo no era solo entretenimiento: era una fuerza cultural.
Sin embargo, a medida que el entretenimiento evolucionaba, el certamen enfrentó un panorama cambiante. Las nuevas generaciones exigían valores distintos, los medios se fragmentaban y las conversaciones globales sobre belleza y representación cambiaban. La organización vivió momentos de reinvención, períodos de declive y oleadas de reinversión para mantenerse relevante.
Una de las épocas más cuestionadas públicamente comenzó cuando Donald Trump adquirió la Organización Miss Universo a mediados de los años 90. Bajo su propiedad, el certamen ganó visibilidad sin precedentes, pero también heredó controversias. Trump utilizó la plataforma para elevar su marca personal, pero detrás de escena enfrentó complejos acuerdos comerciales, incluyendo un conflicto financiero significativo en México. Al intentar expandir la presencia del certamen en América Latina, se vio envuelto en litigios tras alegar haber sido defraudado por socios locales involucrados en la organización. Este episodio pasó a formar parte de la compleja historia de la organización, mostrando los riesgos de las empresas internacionales de alto perfil.
Años después, durante su campaña presidencial de 2015, los comentarios de Trump sobre inmigrantes mexicanos provocaron un fuerte rechazo mediático y político. Grandes cadenas de televisión cortaron lazos con la marca Miss Universo, empujando a la organización hacia un nuevo punto de inflexión. La propiedad finalmente pasó a un conglomerado global de entretenimiento y, más tarde, a un liderazgo en Asia, que buscó modernizar el certamen con un enfoque renovado en inclusión, defensa social y plataformas digitales.
A pesar de la turbulencia, Miss Universo continúa existiendo. Quizá ya no tenga la influencia masiva de antes, pero sigue siendo un escenario donde surgen poderosas historias personales, donde el triunfo a veces emerge de la controversia y donde el protagonismo aún importa para millones de personas en todo el mundo.
Es en este contexto que la victoria de Fátima Bosch Fernández de México, coronada Miss Universo 2025, se convierte en algo más que un logro personal. Su coronación simboliza la resiliencia de una concursante y de una institución que navega un mundo en constante cambio.
Fátima Bosch Fernández de México fue coronada Miss Universo 2025 el viernes, marcando una victoria dramática para la joven de 25 años en la 74ª edición del certamen internacional, celebrada en el Impact Challenger Hall de Pak Kret, Nonthaburi, Tailandia.
La primera finalista fue Praveenar Singh, de 29 años, de Tailandia, seguida por Stephany Adriana Abasali Nasser, de 25, de Venezuela, en tercer lugar. Completaron el top cinco Ahtisa Manalo, de 28, de Filipinas, y Olivia Yacé, de 27, de Costa de Marfil. Victoria Kjær Theilvig de Dinamarca, Miss Universo 2024, coronó a Bosch como su sucesora.
El evento fue conducido por el comediante y actor estadounidense Steve Byrne, con comentarios de Miss Universo 1993 Dayanara Torres y Miss Universo 2022 R’Bonney Gabriel. El cantante Jeff Satur ofreció una presentación especial. El certamen se desarrolló durante el periodo oficial de luto en Tailandia tras el fallecimiento de la ex reina consorte Sirikit, lo que llevó a los organizadores a ajustar algunas ceremonias según las directrices del gobierno.
La controversia marcó la antesala de la noche de coronación. El 4 de noviembre, durante la ceremonia de bandas, el organizador tailandés Nawat Itsaragrisil reprendió a Bosch por supuestos compromisos promocionales incumplidos, presuntamente insultándola y solicitando que seguridad la acompañara fuera del evento. Varias concursantes abandonaron la sala en protesta, y la Miss Universo reinante calificó la conducta como “sumamente irrespetuosa”. La Organización Miss Universo se distanció de inmediato, canceló la ceremonia y limitó la participación de Itsaragrisil, quien posteriormente emitió una disculpa, negando las palabras que se le atribuyeron.
Más tensión surgió cuando tres miembros del jurado renunciaron antes del evento final. El músico franco-libanés Omar Harfouch alegó que un comité no oficial había preseleccionado finalistas, acusaciones que la organización rechazó categóricamente, reafirmando su adhesión a los procedimientos de evaluación estándar.
A pesar del caos, Bosch mostró compostura y profesionalismo, recibiendo elogios de espectadores y concursantes. Su victoria, lograda bajo presión y escrutinio público, tuvo un amplio eco, especialmente en México, donde se convirtió en símbolo de perseverancia tras haber sido humillada por un organizador al inicio del certamen.
Nacida en Teapa, Tabasco, Bosch cursó la licenciatura en Diseño de Moda y Vestimenta en la Universidad Iberoamericana tras completar su educación inicial en su localidad natal. Ganó reconocimiento nacional en 2018 al obtener la corona de Flor Tabasco y posteriormente representó a su estado en Miss Universo México 2025, obteniendo el título nacional.
Su triunfo en Miss Universo representa un momento significativo para México y añade un nuevo capítulo a la historia de un certamen que continúa, contra todo pronóstico, reinventándose año tras año.