La presidencia de Joe Biden, marcada por logros históricos y profundos desafíos, está llegando a su fin mientras Donald Trump se prepara para asumir el cargo el 20 de enero de 2025. La decisión de Biden de no buscar la reelección, citando preocupaciones sobre su edad y estado mental, fue un momento extraordinario en la política moderna de Estados Unidos. Esta elección dejó a la vicepresidenta Kamala Harris al frente de la candidatura demócrata, que finalmente resultó en una derrota frente a Trump en una elección ferozmente disputada.
La presidencia de Biden será recordada por su enfoque en sanar a una nación fracturada por la pandemia de COVID-19, abordar las desigualdades económicas y avanzar en ideales progresistas. Sin embargo, también fue un mandato definido por decisiones polarizantes, obstáculos legislativos y controversias que moldearon la opinión pública sobre su liderazgo.
A lo largo de su mandato, Biden impulsó políticas destinadas a beneficiar a las familias trabajadoras, promover la equidad racial y social, y reconstruir las alianzas internacionales. Su administración aprobó con éxito piezas clave de legislación, incluyendo el Plan de Rescate Estadounidense, que proporcionó alivio durante la pandemia, y la Ley de Infraestructura Bipartidista, que invirtió significativamente en la modernización de carreteras, puentes y sistemas de banda ancha del país.
A pesar de estos logros, los críticos argumentan que Biden tuvo dificultades para cumplir con promesas clave, como una reforma migratoria integral y la legislación sobre derechos de voto. Sus índices de aprobación se vieron afectados por las presiones inflacionarias, el aumento de los precios del gas y la percepción de ineficacia en el manejo de la crisis fronteriza entre Estados Unidos y México.
En diciembre de 2024, los días finales de Biden en el cargo reflejaron los temas de su presidencia: diplomacia, justicia y gestos simbólicos para consolidar su legado.
Biden realizó una histórica visita a Angola, marcando su primer viaje presidencial al África subsahariana. Durante su reunión con el presidente João Lourenço en Luanda, Biden enfatizó el apoyo de Estados Unidos al desarrollo de infraestructura africana y la cooperación en seguridad regional. La visita concluyó con un recorrido por renovaciones ferroviarias en Lobito, destacando la inversión estadounidense en proyectos de modernización.
El 12 de diciembre, Biden otorgó clemencia a más de 1,500 individuos liberados durante la pandemia y perdonó a 39 estadounidenses condenados por delitos no violentos. Esta fue la mayor acción de clemencia en un solo día en la historia de Estados Unidos. Sin embargo, la decisión de perdonar a su hijo, Hunter Biden, por cargos fiscales y de armas generó críticas bipartidistas y acusaciones de nepotismo.
Biden también conmutó las sentencias de 37 reclusos federales condenados a muerte el 23 de diciembre, continuando la postura progresista de su administración sobre la reforma de la justicia penal.
En un movimiento simbólico, Biden firmó una legislación designando al águila calva como el ave nacional oficial en la víspera de Navidad. Posteriormente, emitió una proclamación en honor al expresidente Jimmy Carter, quien falleció el 29 de diciembre, declarando el 9 de enero de 2025 como un día nacional de luto.
La administración de Biden enfrentó amenazas globales en evolución durante sus últimas semanas. Un memorando clasificado aprobado el 11 de diciembre destacó la creciente cooperación entre naciones adversarias, incluyendo Rusia, Corea del Norte e Irán. Mientras tanto, las discusiones bipartidistas entre el equipo de Biden y los asesores de Trump se centraron en la guerra de Rusia en Ucrania, con el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan reiterando el compromiso de Estados Unidos de evitar el rearme nuclear en Ucrania.
Estos desarrollos subrayaron el esfuerzo de Biden por mantener la continuidad en la política exterior mientras la administración se preparaba para la transición al liderazgo de Trump.
Las acciones de clemencia de Biden, en particular el perdón a su hijo, se convirtieron en un punto focal de críticas. Los opositores argumentaron que esto socavó su imagen como defensor de la justicia y la rendición de cuentas.
En el ámbito doméstico, Biden enfrentó desafíos al abordar la inflación y las tasas de criminalidad, con algunos estadounidenses sintiendo que su administración no abordó suficientemente estos problemas urgentes. Además, su manejo de la retirada de Afganistán en 2021 continuó proyectando una sombra sobre su legado de política exterior.
La presidencia de Biden también enfatizó momentos de unidad nacional. El 5 de diciembre, participó en la ceremonia de iluminación del Árbol Nacional de Navidad, simbolizando esperanza y renovación. La decoración navideña final de la Casa Blanca, presentada por la primera dama Jill Biden, reflejó temas de inclusión y celebración en medio del cambio.
Estos gestos reflejaron la creencia duradera de Biden en el poder de la comunidad y la resiliencia frente a la adversidad.
Mientras Biden se prepara para dejar el cargo, el país entra en un nuevo capítulo bajo el liderazgo de Donald Trump. El regreso de Trump a la presidencia señala un cambio en la dirección de las políticas, con implicaciones para las prioridades nacionales e internacionales.
Si bien el mandato de Biden enfrentó obstáculos significativos, los esfuerzos de su administración por promover valores progresistas, restaurar relaciones diplomáticas y defender los derechos humanos han dejado una marca indeleble. Su decisión de dar un paso al costado, permitiendo un cambio generacional en el liderazgo demócrata, fue tanto un testimonio de su humildad como una reflexión de los desafíos que enfrenta el partido.
La presidencia de Joe Biden será recordada como una época de transición y transformación. Su liderazgo se basó en la empatía, la resiliencia y una visión de una América unida, incluso mientras las divisiones políticas se profundizaban.
Al dejar el cargo, el legado de Biden sigue siendo objeto de debate, marcado por éxitos notables, desafíos perdurables y un compromiso de abordar los problemas más urgentes de la nación. Para muchos, sus días finales simbolizan el cierre de un capítulo y la promesa de nuevos comienzos para Estados Unidos.