Washington, D.C. – El 14 de junio de 2025, Estados Unidos conmemoró el 250.º aniversario del Ejército de los Estados Unidos, una institución fundada en 1775 cuando el Segundo Congreso Continental resolvió crear el Ejército Continental para luchar por la independencia. Más de dos siglos y medio después, lo que comenzó como una milicia compuesta por granjeros y artesanos se ha convertido en una de las fuerzas militares más poderosas del mundo, reconocida por su disciplina, lealtad y defensa de la Constitución estadounidense.
En Washington, D.C., el día fue conmemorado con un desfile militar a gran escala, el primero de su tipo en tiempos de paz desde principios de la década de 1990. Organizado bajo la iniciativa America250 y supervisado por el presidente Donald Trump, el desfile coincidió con su cumpleaños número 79 y con el Día de la Bandera.
El espectáculo ofreció una impresionante demostración de fuerza militar: aproximadamente 6,600 soldados, más de 150 vehículos militares, 50 aeronaves y decenas de recreadores históricos desfilaron y sobrevolaron puntos emblemáticos de la capital. Los asistentes presenciaron una cronología visual de la historia militar estadounidense, con tanques, drones, paracaidistas, sobrevuelos y recreaciones de batallas clave. Además, el National Mall albergó un festival de un día completo con conciertos, retos deportivos, homenajes a veteranos y fuegos artificiales, pensado especialmente para las familias.
Los simpatizantes del evento lo elogiaron como un merecido tributo al legado del Ejército y a los hombres y mujeres que lo integran. Sin embargo, los críticos expresaron preocupación por el costo del festejo, con estimaciones que oscilan entre los 25 y los 45 millones de dólares, sin contar gastos adicionales en infraestructura. La coincidencia del desfile con el cumpleaños del presidente también generó críticas, acusando a la administración de mezclar la tradición militar con intereses políticos.
La controversia aumentó debido a la escasa asistencia en algunas partes del recorrido. Según The Washington Post, varios asientos quedaron vacíos, probablemente debido al mal clima y a las protestas nacionales que se llevaron a cabo ese mismo día.
En marcado contraste con la pompa en la capital, protestas bajo el lema “No Kings” (No queremos reyes) se realizaron en decenas de ciudades. Los organizadores estimaron más de cinco millones de participantes en todo el país, quienes denunciaron lo que consideran símbolos autoritarios y la politización de las Fuerzas Armadas. Los manifestantes portaban pancartas y coreaban frases como “¡Que suene la libertad! ¡No queremos un rey!”, aludiendo a preocupaciones sobre el autoritarismo y el uso político del ejército.
Aunque la mayoría de las protestas se mantuvieron pacíficas, ciudades como Los Ángeles, Portland y San Francisco reportaron enfrentamientos entre manifestantes y la policía. Trágicamente, en Minnesota, una persona murió por disparos durante una manifestación. La creciente división entre quienes celebran al Ejército y quienes advierten sobre el uso simbólico del poder militar dejó al descubierto la fragilidad de la unidad política en el país.
Políticas Anunciadas Acompañan el Tributo Ceremonial
En una proclamación emitida para la ocasión, el presidente Trump reafirmó varias decisiones de política de defensa tomadas durante su mandato actual. Entre ellas:
- La eliminación de los programas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) dentro del Ejército, argumentando que priorizan la ideología por encima del mérito.
- La reincorporación de miembros de las Fuerzas Armadas que fueron dados de baja por negarse a recibir la vacuna contra el COVID-19, con pago retroactivo completo y beneficios.
- La revisión de los estándares médicos y de servicio para el personal militar transgénero.
Trump enmarcó estas medidas como esfuerzos para restaurar la fuerza y el enfoque del Ejército, afirmando que su administración está construyendo “la fuerza más letal, feroz y respetada del mundo”.
A pesar de las tensiones políticas, el mensaje general del aniversario fue de memoria y reconocimiento. Desde la Guerra de Independencia y Gettysburg hasta Normandía, Corea, Vietnam y los conflictos posteriores al 11 de septiembre, la larga historia de servicio del Ejército fue honrada mediante exposiciones, ceremonias de naturalización y eventos de reenganche a lo largo de la semana previa al 14 de junio. El lema que unificó los actos fue: “Esto Defenderemos”.
La confluencia de celebración, performance política y protesta en el 250.º aniversario del Ejército subraya a una nación en medio de un debate sobre su identidad. Para algunos, el desfile representó orgullo y unidad. Para otros, encendió alertas sobre el nacionalismo y el rumbo de las relaciones cívico-militares en Estados Unidos.
Mientras el país mira hacia el futuro, la conmemoración plantea preguntas fundamentales: ¿Cómo puede honrarse al Ejército sin politizarlo? ¿Cómo se ve el patriotismo en una era de polarización? ¿Y cómo garantizar que los hitos nacionales fomenten reflexión genuina y orgullo compartido, en lugar de profundizar divisiones?
Por ahora, el 14 de junio de 2025 queda marcado no solo como una celebración del glorioso pasado del Ejército de los Estados Unidos, sino como un punto de inflexión para el diálogo sobre el futuro de la nación.