Por: Dr. Alejandro Diaz-Bautista, Economista e Investigador (PhD).
El año 2026 marca un punto crítico para la relación económica entre México y Estados Unidos debido a la revisión obligatoria del T-MEC, programada para el 1 de julio de 2026, cuando los tres países deberán evaluar su funcionamiento y decidir si extienden su vigencia por 16 años adicionales. Esta revisión no implica necesariamente una renegociación completa, pero sí abre la puerta a presiones, ajustes y posibles tensiones comerciales.
Las perspectivas económicas y comerciales para 2026 están determinadas por tres factores principales: la dinámica política en Estados Unidos, la postura negociadora de México y los sectores estratégicos que podrían verse afectados.
Se anticipa un escenario de presión intensa, especialmente en temas como las reglas de origen automotrices, condiciones laborales, producción dentro de Norteamérica y cumplimiento de compromisos ambientales.
Washington buscará reducir sus déficits comerciales y fortalecer la producción regional, lo que podría traducirse en exigencias más estrictas para México. Aunque la posibilidad de una ruptura es baja, el riesgo de amenazas arancelarias o medidas unilaterales durante la negociación es real, como parte de la estrategia estadounidense para obtener concesiones.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha expresado una postura optimista respecto a los avances en la revisión con Estados Unidos y Canadá, señalando que los diplomáticos ven con buenos ojos el proceso.
El gobierno mexicano también ha señalado la importancia de una participación pública amplia, permitiendo que sectores productivos expresen preocupaciones y propuestas durante la revisión.
A pesar de las tensiones, el comercio entre México y Estados Unidos seguirá creciendo. México ha sido uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos en los últimos años, y la integración productiva hace que una ruptura sea altamente costosa para ambos.
La revisión del T-MEC genera incertidumbre temporal, pero también puede atraer nuevas inversiones si se fortalece el marco regulatorio, impulsar la relocalización de empresas asiáticas hacia México y consolidar al país como plataforma exportadora hacia Estados Unidos.
Las perspectivas económicas y comerciales entre México y Estados Unidos en 2026 estarán marcadas por una renegociación compleja, pero con amplias posibilidades de fortalecimiento del T-MEC. Aunque habrá presiones y tensiones, la interdependencia económica y la necesidad de estabilidad regional hacen probable que el tratado se mantenga y se modernice. México deberá combinar estrategia y diplomacia para proteger sus intereses, aprovechar el nearshoring y consolidar su papel como socio clave de Estados Unidos en la economía
Dr. Alejandro Díaz-Bautista, Profesor Investigador en Economía Internacional en El Colef. Distinguido miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores. Ha sido también profesor en la Universidad Iberoamericana, CISE, “fellow” y “guest scholar” en UCSD y profesor visitante en UC Irvine.