-Editorial
La lectura diaria por placer en Estados Unidos ha disminuido de manera constante en las últimas dos décadas, con brechas cada vez mayores entre grupos raciales, educativos y de ingresos, según un nuevo análisis de datos federales sobre el uso del tiempo. El estudio destaca las tendencias a largo plazo en los hábitos de lectura y subraya la necesidad de estrategias dirigidas a ampliar el acceso de los adultos a la lectura.
Los investigadores analizaron respuestas de más de 236,000 participantes en la Encuesta de Uso del Tiempo de Estados Unidos entre 2003 y 2023. La encuesta registra cómo los estadounidenses distribuyen su tiempo durante 24 horas, proporcionando información detallada sobre comportamientos diarios, incluida la lectura por interés personal y la lectura con niños. Los datos de 2020 fueron excluidos debido a interrupciones metodológicas durante la pandemia de COVID-19.
El estudio encontró que la proporción de estadounidenses que leen por placer en un día promedio cayó de aproximadamente 28 % en 2004 a 16 % en 2023, una disminución de alrededor del 3 % anual. La lectura por placer incluye libros, revistas, periódicos, libros electrónicos y audiolibros, y excluye la lectura requerida para el trabajo o la escuela. Aunque el número de lectores diarios disminuyó, quienes leían dedicaban más tiempo a la actividad, con un promedio de 1 hora y 37 minutos diarios en 2023, frente a 1 hora y 23 minutos en 2003.
Los hábitos de lectura variaron significativamente entre los distintos grupos de la población. Las mujeres, los adultos mayores, las personas con mayor nivel educativo y los hogares con ingresos más altos eran más propensos a leer a diario. Los participantes blancos leían más que los afroamericanos, y las disparidades aumentaron con el tiempo. Para 2023, los adultos afroamericanos tenían aproximadamente la mitad de probabilidad de leer por placer en un día promedio que los adultos blancos. La educación mostró las diferencias más pronunciadas: los adultos con posgrado tenían casi tres veces más probabilidades de leer diariamente que quienes tenían educación secundaria o menos. Los ingresos también influyeron en los niveles de lectura, y los residentes de áreas metropolitanas eran ligeramente más propensos a leer que los de zonas rurales.
La lectura con niños se mantuvo baja durante todo el período del estudio. En 2023, solo el 2 % de los adultos reportó leer con niños en un día promedio, una cifra que se mantuvo prácticamente sin cambios respecto a años anteriores. La mayoría de la lectura se realizó en casa y de manera individual, mientras que la proporción de lectura fuera del hogar disminuyó ligeramente con el tiempo.
Los hallazgos evidencian los desafíos continuos para promover la lectura entre los adultos. Los investigadores señalaron que los medios digitales, las redes sociales y otras formas de entretenimiento pueden competir por la atención y el tiempo de ocio, lo que podría contribuir a la disminución de la lectura por placer. Aunque la lectura ofrece beneficios bien documentados para la alfabetización, la creatividad, la empatía, la salud mental y la función cognitiva, estos beneficios pueden distribuirse de manera desigual debido a disparidades en el acceso y la participación.
Expertos señalan que los resultados subrayan la importancia de iniciativas destinadas a aumentar las oportunidades de lectura para los grupos que muestran las mayores disminuciones, incluidos los adultos afroamericanos, quienes tienen menor educación o ingresos, y los residentes de áreas no metropolitanas. Las bibliotecas, los programas culturales y los esfuerzos comunitarios probablemente desempeñen un papel clave para reducir estas brechas.
Los investigadores también enfatizaron la importancia de un seguimiento continuo. “Comprender quién lee, con qué frecuencia y en qué circunstancias es esencial para desarrollar políticas y programas efectivos”, indicaron. Los datos ofrecen una visión detallada de los patrones de lectura en Estados Unidos durante dos décadas y permiten comprender las tendencias a largo plazo que pueden afectar la alfabetización, los resultados educativos y la participación cultural.
Aunque el estudio no analizó las causas de la disminución, los expertos han señalado factores como la fatiga por lecturas escolares, la falta de tiempo y el aumento de los medios digitales. Los autores sugieren que investigaciones futuras deberían explorar el impacto de distintos tipos de lectura, incluidos ficción, no ficción y formatos digitales, así como el papel de la lectura en la promoción de la salud, la reducción del estrés y la conexión social.