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Jorge Luis Borges, Una Biografía en la Literatura Hispana

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Jorge Luis Borges, fue un bibliotecario ciego que se convirtió en el cuentista más influyente de América Latina que jamás haya surgido, nacido en Buenos Aires. Próspero, pero no rico, su familia era prominente en la historia de Latinoamérica incluyendo varios héroes militares famosos. Con un padre protestante y madre católica se reflejó la diversidad cultural y religiosa de Argentina; su ascendencia española incluía, inglés-italiano, portugués, e hindú. Por otra parte, la abuela británica de Borges vivió con la familia, por lo que “Georgie” y su hermana menor crecieron hablando inglés y español.

Borges no asistió a la escuela hasta la edad de nueve años, pero fue instruido en casa por una institutriz británica. Su amable y erudito padre, que practicaba la abogacía, estimulo su lectura tempranamente. “Si me pidieran nombrar el evento principal en mi vida.” El autor comentó más adelante, “debería de hablar sobre la biblioteca de mi padre.” Los primeros gustos literarios de Borges incluyeron a HG Wells, Robert Louis Stevenson, Edgar Allan Poe, y Miguel de Cervantes (a quien leyó por primera vez en inglés).

En 1914, la familia viajó a Europa para buscar tratamiento médico para el padre de Borges, que se estaba quedando ciego (una condición congénita que su hijo heredó). Tenían previsto quedarse unos meses, pero fueron atrapados por el estallido de la Primera Guerra Mundial, quedando establecidos en Suiza, así que a los quince años de edad enviaron a Borges a una escuela de habla francesa. Se graduó en 1918, pero nunca fue a la universidad. Luego, la familia se trasladó a España, donde Borges, quien ahora estaba escribiendo poesía, se unió a ultraístas, un grupo de escritores  y artistas de vanguardia.

Borges regresó a Buenos Aires en 1921 y comenzó a publicar poemas y ensayos. También editó dos pequeñas revistas literarias, una de los cuales se imprimía como cartel que se colocaba en las paredes públicas. En 1937, con el fin de ayudar a su madre y padre a sobrevivir, el joven Borges de treinta y siete años de edad, (que aún vivía en casa) consiguió su primer trabajo como ayudante de bibliotecario. Ya había publicado siete libros de poesía y crítica para ese entonces, pero apenas en ese tiempo había empezado a escribir historias cortas. Durante los siguientes quince años publicó la mayor parte de las historias que le darían reconocimiento internacional – publicadas en cuatro volúmenes, Historia Universal de la Infamia (1935), El Jardín de los Senderos que se Bifurcan (1941), Ficciones (1944) y El Aleph (1949).

Durante la década decisiva Borges se encontró ante un problema político. Después de haber firmado un manifiesto criticando al dictador militar argentino Juan Perón, el autor fue despedido de su biblioteca a través de un mensaje en 1946 y fue nombrado (como un insulto-broma) inspector de pollo en el mercado público. Se negó a la posición y continuó sosteniéndose a sí mismo y a su madre con sus magros ingresos literarios hasta que Perón salió en 1955, cuando el autor quien entonces ya era ciego, fue nombrado director de la Biblioteca Nacional. En un poema célebre Borges señaló “con magnífica ironía / Dios me ha dado estos libros y la oscuridad de un solo golpe.” No podía escribir, pero dictaba su trabajo a su anciana madre. Poco a poco sus intereses literarios cambiaron de nuevo a la poesía ya que la poesía era más difícil de componer sin recurrir al papel.

La reputación internacional de Borges comenzó realmente en 1961 cuando compartió (Samuel Beckett) el Premio Formentor, un importante premio literario internacional creado por seis editoriales de vanguardia. Ficciones fue entonces publicada simultáneamente en Italia, España, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos. (Una edición francesa había aparecido una década antes.) La obra de Borges tuvo un efecto electrizante en los escritores más jóvenes. Casi inmediatamente se convirtió en la figura representativa de la posmodernidad. Su trabajo tuvo una influencia seminal no sólo entre los escritores latinoamericanos como Julio Cortázar y Gabriel García Márquez, sino también en escritores no hispanos tan diversos como Italo Calvino, Milan Kundera, Umberto Eco, John Barth, Angela Carter, y Salman Rushdie

Borges, quien se había aventurado no más allá del vecino Uruguay después de 1924, pasó sus últimos años viajando ampliamente como una celebridad literaria internacional, en 1961 aceptó una asignatura como catedrático visitante en la Universidad de Texas, la primera de muchas asignaturas académicas. En 1967 se casó con una viuda a quien había cortejado en su juventud, pero la pareja se divorció pronto. Borges fue diagnosticado con cáncer en 1985 y se trasladó a Ginebra (donde había pasado su adolescencia) para el tratamiento. En su lecho de muerte se casó con su compañera de viajes, una antigua alumna, quien le había ayudado a través de sus últimos años.

En términos internacionales Borges es el escritor de cuentos más influyente del último medio siglo. Humberto Eco comparo a Borges con James Joyce como los dos grandes escritores del segundo milenio. Mario Vargas Llosa lo declaró “el escritor español más importante de los tiempos modernos.” La obra de Borges amplió tanto las posibilidades de la ficción contemporánea como también cambió las perspectivas del pasado literario. Se podrían resumir los principales logros de Borges en dos maneras. En primer lugar, encontró una manera de combinar los placeres accesibles de los géneros tradicionales (como el cuento sobrenatural, novela policíaca, cuento de fantasía, o la leyenda gaucho) con la complejidad intelectual de la ficción experimental. Borges empleó estas formas populares, que otros escritores vanguardistas habrían rechazado como irremediablemente pasadas de moda, pero en el fondo la historia atractiva, el creó una segunda pero más ambigua e intelectual narrativa que cuestiona pero nunca niega la representación gráfica de la trama superficial.

Otra innovación importante de Borges era tomar formas de no ficción convencionales (como la reseña de un libro, semblanza, entrada de la enciclopedia, o artículo académico) y utilizarlos como dispositivos de ficción. Borges, por ejemplo, a menudo revisaba libros inexistentes. Mezclando información real con mera invención, desarrollo tramas imaginarios  o biografías ficticias en una forma en que los lectores se asociaban con la exposición  real de hechos. Estos pseudo- ensayos le permitieron explorar las paradojas metafísicas y misterios históricos en forma comprimida y evocadora de la historia corta. Mezclando hechos con fantasía también le permitió a Borges crear comentarios de ficción en la literatura temprana en formas que ofrecieron interesantes perspectivas nuevas.

La brevedad fue el alma del genio de Borges. Nunca intentó escribir una novela. “Es una locura laboriosa y empobrecimiento de uno. ” Borges comentó irónicamente en su prólogo de Ficciones, ” la locura de componer vastos libros de texto—estableciendo una idea en quinientas páginas que perfectamente pueden ser relacionadas de forma oral en cinco minutos. La mejor manera de hacerlo es pretender que ya existen estos libros, y ofrecer un resumen, un comentario sobre ellos. “A través de este método Borges creó una vasta biblioteca de volúmenes imaginarios y  frescamente reinterpreto algunos reales los cuales han fascinado a los lectores por casi medio siglo.

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