“La fórmula es: tener fe en Dios, unidad en la familia, ser positivo y dar la milla extra —no hacer solo lo que te toca, eso te lleva al éxito.” —José Juan Contreras
A la edad de 18 años era un joven con muchos sueños y aspiraciones. Como estudiante de contabilidad en la UABC en Mexicali, tuvo que trabajar muy duro para lograr culminar sus estudios profesionales, trazando así un ejemplo para muchas generaciones; y hablando de sueños realizados y ejemplos para llegar a donde se busca llegar, quien mejor que el para enseñar el trabajo que cuesta lograr el éxito y cumplir los sueños.
Su historia comienza mientras que estudiaba y trabajaba a larga distancia de un lugar a otro, empezando su labor como lavatrastos de un restaurante Japonés en una zona exclusiva de Palm Springs, California, a donde acudía diariamente con mucho esfuerzo después de asistir a la escuela y después de manejar por un largo tramo en carreta.
Mientras que cumplía con su humilde función en las labores del restaurante, encontró gracia frente a sus jefes, quienes tan solo a los 3 meses después de iniciar laborando como lavatrastos, le dieron la oportunidad de iniciar como aprendiz de cocinero, convirtiéndose en el único mexicano de la zona quien cocinaba platillos japoneses exclusivos.
“La oportunidad se me dio por dar la milla extra, ya que siempre hacia más de lo que me tocaba, sin cuestionamiento ni quejas”, dice Pepe Kotori, como lo llaman sus amigos. La travesía no fue fácil, algunos obstáculos se prestaron en su camino y el desánimo también, pues incluso llego a ser víctima de discriminación por no ser un cocinero asiático, sino mexicano.
No obstante, esto no lo detuvo, sus deseos de superación y su mente positiva lo llevaron a perseverar y a seguir en la lucha, logrando así el posesionarse como un excelente cocinero de la comida japonesa en dicha zona exclusiva de Palm Springs.
Gracias al aprendizaje adquirido en la comida Japonesa y mientras aun estudiaba, empezó a vender pequeñas cajas de sushi por pedidos a solo $10 pesos. Ya casado y cursando el 8vo semestre, mientras trabajaba como auxiliar contable en un popular restaurante, vendía comida japonesa por pedido los fines de semana y por las tardes. Así empezó su negocio de comida: viviendo en una casa de interés social y con la ayuda de su esposa, Mayra Vásquez Celis, cocinando ahí mismo en sus tiempos libres.
Con sus propias palabras nos compartió: “Una vez que terminé la escuela, empecé en Villa Colonial. Mi esposa y yo vivíamos ahí, así que pusimos una lona que decía “Comida Japonesa”, ni siquiera tenía nombre, así en el cerco de la casa. Compré una planchita en Las Palmas (Las Palmas Calexico Swap Meet) y ahí cocinaba el arroz frito, los teriyaki de pollo, y las ensaladas de pollo. Tuve la idea de poner un restaurante cuando trabajaba y estudiaba, pero por el tiempo no podía. Inclusive, deja comentarte algo muy curioso, que yo ni siquiera lo recordaba, pero hasta tiempo después mi esposa me lo recordó. Cuando estaba en el Kotori Lázaro Cárdenas que ahorita es Kotori, Col. Independencia, eran los helados Thrifty cuando conocí ese lugar, y fui con mi esposa un día a tomar unos helados Thifty, estaba un poco escueto el lugar, no muy acogedor, y le dije a mi esposa, quien en ese entonces era mi novia: fíjate que aquí me gustaría un restaurante de comida japonesa, me gustaría ponerlo en este lugar. Así quedo.”
Mientras que la idea de tener un restaurante era tan solo un sueño, laboraba en el aquel entonces “Restaurante La Leña”, que ahora es Korori Aviación.
En aquel entonces, los fines de semana Pepe y su esposa empezaron a poner una lonita en su casa indicando que se vendía “Comida Japonesa”, y vendía la comida viernes y sábados. “Ni siquiera tenía nombre, solo era ‘Comida Japonesa’”, dice. La gente le tocaba la puerta, salía y cocinaba. En aquel entonces su esposa y él trabajaban el lugar, pues Pepe enseño a cocinar a su esposa, quien le ayudó a iniciar el negocio.
Cuando terminó la escuela, decidió poner un lugar ya más en forma, en Villa Colonial, mismo que al cabo de un tiempo bautizo como “Kotori”, por su significado en japonés que era: pajarito, haciendo alusión a un lugar pequeñito, pues así fue su primer restaurante formal. Apertura que sucedió en el año 1998, y que dio nacimiento a la actual cadena de restaurantes que llevan el mismo.
A partir de ahí persistió trabajando de tiempo completo en su negocio propio, mientras sus hijos nacían y su esposa lo apoyaba; juntos lograron crecer y al cabo en un tiempo abrieron su segunda sucursal, después su tercera, luego su cuarta… su quinta… y después, por su sutileza y deseos de superación, así como su enorme fe en Dios, logro expandirse y volver a trabajar en Estados Unidos, pero ahora como empresario. Hizo crecer en poco tiempo su empresa y ha sido una importante fuente de empleos en el Valle Imperial, California, quien también ha recibido varios premios por su desempeño empresarial.
Sus aspiraciones siguen siendo grandes, así como su fe, posee un carácter perseverante, y una mente positiva que le hacen aferrarse al inmenso deseo de seguir luchando por lograr sus ideales y sus metas, lograr ser exitoso en los negocios, pero también en su vida personal, siendo una de sus principales preocupaciones la unión familiar y lograr convertirse en un conductor de cambio en la sociedad.