Autor: Marco Vinicio Blanco, Periodista
Me han preguntado el destino que los esfuerzos de resistencia civil tendrán ahora con el cruel golpe -casi mortal- que nos han dado desde el Centro a la economía de quienes vivimos en la frontera. La nube de la incertidumbre está sobre todos, incluso, me atrevería a decir, sobre los mismos que empujaron esta nueva crisis.
Sin ser economista ni sociólogo me atrevo a decir que no pocos intentarán llevar agua a su molino ante el movimiento legítimo que la gente está emprendiendo luego de organizarse a través de las redes sociales. A nivel local, por el otro lado, un ejemplo ha sido la comunidad de Mexicali Book, cuyos miembros salieron hace unos días a “tomar” de manera simbólica una gasolinera. Al conocer la noticia, muchos más se les unieron, física o moralmente desde sus perfiles, compartiendo y opinando.
Esto sólo es el principio. Se viene un aumento al consumo de energía eléctrica y con ello una espiral tremenda en el precio de las cosas. A manera de paréntesis, me da mucha gracia que los comerciales de súpermercados siempre advierten que los precios siguen bajando de forma impresionante, cuando el reetiquetado es tan intenso a la alza. Los grandes almacenes abren sólo tres cajas para que las filas sean grandes y afuera los estacionamientos se vean de cierta manera nutridos. Las caras de quienes hacemos fila no ocupan preguntarnos qué se siente que cada vez alcance para menos.
También es sólo el principio de las movilizaciones. ¡Pero mucho cuidado! Hay que saber diferenciar entre los llamados a la protesta y los llamados a no hacer nada. Hay quienes, querido lector, quieren que permanezcamos en casa, disque en protesta, pero esto no beneficia a nadie más que a quienes disfrutan ver a una sociedad floja y atenida.
¿Dónde están los líderes sociales que han vivido durante tanto tiempo de las muecas del recurso público? ¿dónde los sindicatos? ¿En qué sitio están nuestros representantes populares? ¿Traen tenis?
¿Dónde están los artistas? Nos verían muy bien algunas canciones y obras plásticas que reflejen lo que su gente está viviendo. ¿Prefieren quedarse fotografiando amaneceres mientras nos cae la noche?
Tal vez sea momento de sacar la guitarra y romper el silencio de la balada pop. ¿O es que el rock es cosa de los ochentas? Como dicen los jóvenes: “baia baia…”
Hay que comprometernos y no nada más con el pulgar. Un pueblo callado es un pueblo dominado y a mi manera de ver, la historia de México tiene muchos motivos para ser grande.
Muchas gracias por sus mensajes y comentarios a mi Twitter.
* Director general de PoderMX.com
(Periodista mexicalense con 21 años de experiencia)
Foto por: Yerson Martinez, periodista.