Blanca Acosta, ex secretaria de la Junta de Supervisores del Condado Imperial, presentó una demanda civil contra el Condado mperial y el supervisor del Distrito 1, Jesús Eduardo Escobar, por presunto acoso sexual, represalias laborales y despido injustificado tras más de dos décadas de servicio.
La demanda fue presentada el 1 de julio de 2025 ante la Corte Superior del Condado Imperial e incluye siete causas de acción, entre ellas ambiente laboral hostil y acoso sexual quid pro quo bajo la Ley de Empleo y Vivienda Justa de California (FEHA, por sus siglas en inglés), así como agresión física, represalias y omisión de prevención del acoso. La denuncia solicita una indemnización económica y un juicio con jurado.
Acosta comenzó a trabajar para el Condado en 2002 y fue ascendiendo hasta ocupar el cargo de Secretaria de la Junta, lo que la colocó en contacto diario con los cinco supervisores del Condado, incluido Escobar. Asegura que siempre recibió evaluaciones laborales excelentes, aumentos salariales por mérito anuales, y nunca fue sancionada formalmente.
El presunto comportamiento inapropiado comenzó a principios de 2022, cuando Escobar asumió la presidencia de la Junta de Supervisores. Según la demanda, el trato de Escobar hacia Acosta pasó de ser profesional a personal, haciendo comentarios inapropiados frecuentes sobre su apariencia, especialmente cuando usaba tacones, a los que llamaba “tacones de f*** me” y elogiaba sus piernas. La denuncia afirma que también le hacía preguntas personales y de índole sexual, incluyendo si alguna vez había engañado a su esposo, y desviaba las conversaciones del trabajo hacia temas románticos o sexuales.
Acosta alega que Escobar hizo estos comentarios en espacios privados donde ella se sentía insegura o incapaz de responder sin poner en riesgo su empleo. En una ocasión, asegura que Escobar le dijo que harían una gran pareja y en otra le preguntó si prefería tener relaciones sexuales después de una fiesta o a la mañana siguiente. Afirma que rechazó sus insinuaciones repetidamente y le pidió mantener la relación profesional, pero el comportamiento de Escobar solo empeoró.
La demanda describe un incidente ocurrido a mediados de 2022, cuando Escobar presuntamente la agarró, la besó a la fuerza y la acorraló contra una pared. Acosta califica el evento como traumático, dice que se sintió atrapada y posteriormente sufrió un ataque de pánico. Señala que confió en una colega, pero no denunció el hecho de inmediato por miedo a represalias. Según la demanda, este temor se vio reforzado por la prominencia política de Escobar y la falta de acción disciplinaria por parte del Condado incluso después de que ella reportó el acoso.
La denuncia también menciona regalos no deseados, como un collar, tarjetas de regalo y una nota de amor. Cuando Acosta intentó devolverlos y le pidió a Escobar que se detuviera, él reaccionó con enojo y comenzó a ignorarla en el trabajo, lo que la aisló aún más y afectó su estado emocional.
En 2023, aunque Escobar ya no era presidente de la Junta, Acosta alega que el acoso continuó. Afirma que él le hacía llamadas sugestivas, la llamaba “la secretaria más sexy y atrevida del mundo” y le preguntaba qué ropa llevaba puesta, a pesar de sus negativas constantes. También asegura que Escobar insinuó que su aumento de salario estaba ligado a su voto a favor, sugiriendo que ella le debía algo a cambio.
Después de que Acosta reportó su comportamiento al Director Ejecutivo del Condado y a la Directora de Recursos Humanos a finales de 2023, asegura que no se realizó ninguna investigación formal ni se tomó acción disciplinaria contra Escobar. En lugar de ello, afirma que continuó enfrentando hostilidad y que Escobar comenzó a difundir rumores falsos en el lugar de trabajo sobre una supuesta relación entre ambos, los cuales llegaron a su familia y colegas, afectando aún más su reputación y salud mental.
En enero de 2025, Acosta alega que Escobar entró a su oficina, cerró la puerta y le dio un beso en la cabeza sin su consentimiento. Poco después, en marzo, fue puesta en licencia administrativa y despedida al mes siguiente sin causa, junto con el entonces Director Ejecutivo del Condado, Miguel Figueroa.
La demanda sostiene que el Condado avaló el comportamiento de Escobar al no investigar las denuncias ni sancionarlo, a pesar de las advertencias de múltiples funcionarios. Acosta también afirma haber sufrido angustia emocional severa, ansiedad, y haber iniciado terapia debido al acoso y represalias continuas.