Por: Dr. Alejandro Díaz-Bautista, Economista (PhD)
Ante miles de seguidores en el auditorio del Freedom Hall, de Kentucky, el presidente Trump aseguró que la negociación del TLCAN va a ser “muy fácil”.
Durante el acto, Trump evitó cualquier declaración sobre la investigación que James Comey, director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), anunció el domingo para saber si la campaña de Trump tuvo nexos con funcionarios rusos para influir en la campaña de 2016.
“Con la renegociación del TLCAN o NAFTA está en juego un intercambio comercial superior a 500,000 millones de dólares (mdd) anuales entre ambos países”, señaló el doctor Alejandro Díaz Bautista, economista, investigador nacional del Conacyt al igual que profesor investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef).
En la renegociación del TLCAN o NAFTA se debe dar un impulso a la integración económica regional, a través de las reglas de origen, lo cual se puede lograr y es algo con lo que se puede trabajar sin una crisis importante. El gran problema es que no se sabe a ciencia cierta qué es lo que pretende el gobierno de Donald Trump.
El nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, busca crear más empleos manufactureros, revitalizar la industria americana a través del proteccionismo y dejar atrás una relación comercial de 20 años para adaptarla a sus intereses. Como mandatario electo, amenazó a gigantes automotrices como Ford, General Motors y Toyota para que invirtieran en Estados Unidos. Los dos primeros cancelaron inversiones en México y movieron operaciones al país vecino, incluso antes de que Trump asumiera el cargo.
La Constitución estadounidense otorga al Congreso poderes para regular el comercio con otras naciones, pero el presidente aún tiene amplios poderes para imponer restricciones a los intercambios con México, incluida los límites del actual TLCAN o NAFTA.
La renegociación se enfocará en las llamadas “reglas de origen”, que determinan que el contenido de los productos locales requeridos para un comercio libre de aranceles.
Las tres empresas estadounidenses más grandes de automóviles son responsables de un tercio de los vehículos producidos en México. Por lo tanto, habría una resistencia considerable de su parte a medidas comerciales severas.
Los salarios en México son bajos ante los estándares globales, y mientras esto no marca diferencias en productividad, seguirá siendo un incentivo importante para que las compañías trasladen empleos poco especializados a México, incluso para servir a mercados fuera del TLCAN o NAFTA.
Finalmente, en más de 22 años que lleva el acuerdo, el valor del comercio entre los tres países participantes pasó de los 290,000 mdd a 1.1 billones de dólares, lo que significa un crecimiento de más del 265%.