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Por: Lic. Jaime Israel Davila Gomez, Abogado.
La industria de la gastronomía es utilizada muchas veces como un ejemplo fácil de entender de las distintas protecciones simultáneas que la Propiedad Intelectual puede otorgar a los emprendimientos. El beneficio directo de dichas protecciones es evitar problemas legales que afecten al desarrollo del negocio o empresa.
En primer lugar, tenemos que los nombres y diseños de los restaurantes y demás negocios gastronómicos son susceptibles de ser registrados como marca permitiendo a su dueño ser la única persona en el país que puede prestar los servicios de restaurante con dicha marca o una muy parecida. Respecto a este particular punto hay que hacer notar que desde 2018 se incorporaron a México tipos novedosos de marcas que han sido poco exploradas por el grueso de los emprendedores gastronómicos. Este tipo de marcas son: holográficas, sonoras, olfativas e imagen comercial.
Con relación a la imagen comercial el potencial es para modelos de negocios que se basan en restaurantes temáticos o con aspectos peculiares y que pudieran resultar atractivo para los consumidores. Este potencial deriva de la capacidad exclusiva de poder replicar la imagen comercial a lo largo y ancho de la república mexicana.
Otra de las figuras importantes para la industria de la que hablamos es el secreto industrial, que permite, con la estructura jurídica adecuada, proteger y mantener confidencialidad sobre información de valor para los restaurantes, como lo pueden ser los métodos de preparación o las recetas de ciertos platillos.
Por el lado de los derechos de autor es importante contar con las licencias, cesiones de derechos, autorizaciones y demás documentos legales que permitan dar tranquilidad respecto a la utilización de fotografías, videos, canciones, murales, imágenes de modelos y/o influencers en las campañas de publicidad y las redes sociales de los proyectos gastronómicos y así evitar reclamos legales por parte de los titulares de esos derechos.
