Las relaciones cotidianas y todo lo que nos rodea sean estas personas, deberes u objetos personales inciden en nuestros pensamientos y por ende en nuestras emociones y sentimientos. Estas posesiones afectan nuestro estado de ánimo.
Pongamos en la balanza lo que nos rodea y contempla si esto nos hace feliz, si nos permite crecer como seres humanos integrados con el TODO, con ese SER superior – con DIOS.
De la misma forma que podemos activar en el celular en “modo avión” o “modo silencio”, debemos activarnos en “modo feliz. Hoy decido ser feliz a pesar de todo cuanto me rodea.
Vivamos en “modo feliz”, libres del odio en medio de los odiosos, permanezcamos libres del odio en medio de los que odian. Al igual libres de la enfermedad y libres de la inquietud en medio de enfermos e inquietos. La paz interior no se obtiene rechazando al mundo de los enfermos e inquietos, sino viviendo en él (mundo) sin ser esclavo del medio que nos rodea. Estas son las enseñanzas de un aforismo del Dharmmapada. Nos dice vivamos en modo feliz sin poseer nada, alimentándonos de alegría.
Nuestras emociones son experiencias que se convierten en sentimientos. Digamos que la emoción es instantánea y el sentimiento es lo que nos queda. Elijamos ser feliz. Limpiemos nuestros pensamientos, entre menos posesiones menos distracciones y pendientes. Menos pensar en ellos.
Empecemos por hacer un inventario de lo que tienes y tiremos lo que no nos sirve. Lo mas sencillo es empezar por tu cajón de ropa o tus pertenencias. Efectuar un trabajo sencillo de desprendimiento y descartar o pasar todo lo que no uses al menos una vez por mes. Ordena tus pertenencias. El orden externo trae orden interno.
Lo mismo sucede con nuestras relaciones personales, sean estas afectivas o de trabajo. Si no las frecuentamos o te frecuentan, no son necesarias. Si nos frecuentan y nos hacen sentir mal, no nos pertenecen. Pregúntate, ¿realmente me hace feliz esta relación? o solo me proporciona estabilidad económica. La estabilidad económica impuesta muchas veces nos desequilibra y aleja de la dicha y plenitud.
Todo en el universo tiene dos lados, por decir el lado claro y el oscuro, femenino y masculino, el ying y el yang, luz y sombra. Estos dos deben estar en equilibrio. Que uno no pese mas que el otro. Cada individuo es diferente y tiene un rol específico. No todos estamos destinados a tener abundancia en términos de dinero. Una sociedad en equilibrio necesita al hombre de negocios tanto como al sastre, zapatero o al cocinero. La abundancia también se manifiesta en dones. Estos pueden ser artísticos manifestados en música, poesía y las bellas artes. Toda sociedad necesita la diversidad de dones.
Encuentra cuales son los tuyos y compártelos con tus semejantes. Dedícate a ellos y sé feliz.
Namaste,
Leticia Mancera Ortega
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