En un cambio histórico que no había ocurrido en más de dos décadas, México ha superado a China como la principal fuente de bienes importados por Estados Unidos. Esta transformación subraya las crecientes tensiones entre Washington y Beijing, junto con la medida estratégica de Estados Unidos de participar en el comercio con países considerados más amigables y geográficamente más cercanos.
En 2021, los 30 socios comerciales más grandes de Estados Unidos constituyeron el 87.9 por ciento de las exportaciones estadounidenses y el 87.4 por ciento de las importaciones estadounidenses. Los datos publicados por el Departamento de Comercio de Estados Unidos revelan una notable agitación en el comercio mundial, con un desplazamiento de 130 mil millones de dólares entre China y México. El comercio con productos mexicanos experimentó un aumento de casi 21 mil millones de dólares, mientras que las mercancías chinas experimentaron una disminución significativa de 119 mil millones de dólares.
Para poner esto en perspectiva, la caída de las exportaciones de China el año anterior fue aproximadamente equivalente al total combinado de las importaciones estadounidenses procedentes de India y Brasil. Las importaciones a los EE.UU. desde América del Sur y Central mostraron una disminución más modesta de casi el 6%, superando la caída del 17.4% en Oriente Medio y la caída del 11.7% en la Cuenca del Pacífico, impulsadas principalmente por la sustancial reducción del 20.3% en las exportaciones de China a los EE.UU.
Esta caída general de las importaciones estadounidenses marca la primera caída importante desde las caídas inducidas por la pandemia observadas en 2020.
El conflicto económico entre China y Estados Unidos se remonta a enero de 2018, cuando el entonces presidente Donald Trump inició aranceles y otras barreras comerciales contra China. El objetivo era obligar a China a abordar lo que Estados Unidos calificó como prácticas comerciales desleales y robo de propiedad intelectual de larga data. La administración Trump afirmó que estas prácticas contribuyeron al déficit comercial entre Estados Unidos y China, acusando al gobierno chino de exigir la transferencia de tecnología estadounidense a China.
En respuesta a las medidas comerciales de Estados Unidos, el gobierno chino acusó a la administración Trump de practicar el proteccionismo nacionalista y tomó represalias. A pesar de un acuerdo de fase uno alcanzado en enero de 2020, las tensiones persistieron, lo que llevó a la expiración del acuerdo en diciembre de 2021. China no cumplió significativamente con sus objetivos de importaciones estadounidenses al final de la presidencia de Trump, lo que provocó que la guerra comercial fuera ampliamente vista como un fracaso para Estados Unidos.
Si bien el presidente Joe Biden mantuvo los aranceles, a principios de 2024 surgieron especulaciones sobre un posible arancel del 60 por ciento sobre los productos chinos, mientras duraba el conflicto económico.
China, como la mayor economía manufacturera y exportadora de bienes del mundo, ocupa una posición fundamental en el comercio mundial. En 2023, China y Estados Unidos serán la primera y la segunda economía más grande por PIB nominal y representarán una parte sustancial de la economía mundial. La dinámica de esta relación económica continúa dando forma al panorama del comercio internacional e influyendo en la trayectoria de la economía global.