Por: Ellie Burgueño
A horas de las votaciones, las elecciones en Baja California generan gran expectación sobre los resultados.
Y es que se viene diciendo que la mayoría de los mexicanos han sido movidos por una sed de cambio, de que las cosas ya no se hagan mal, de erradicar la corrupción, el nepotismo y los malos gobiernos, y tras su gran afán por alcanzar dicho cambio, las masas han optado por dar el voto que confianza a un partido que ha dado la apariencia de ser la tierra prometida: Morena.
Morena arrasó en las elecciones presidenciales pasadas, tras el hartazgo de la población por los partidos tradicionales y en búsqueda de un verdadero cambio. Pobres y ricos, grandes y chicos, jóvenes y viejos, la mayoría, apoyo a Lopez Obrador y ahora todos estamos a la expectativa de que realmente se cumplan las promesas de campaña, pero que, sobre todo, se ejerza el poder de manera correcta y se creen verdaderas oportunidades para todos.
Baja California, también ha sido contagiada por esta ola de sed de cambio. La población parece más que nunca estar decidida a castigar a aquellos que no han hecho bien su chamba, a “los corruptos”, dicen, y tras ese afán, se especula el voto favorecedor hacia el partido de la izquierda, ya que la mayoría de las encuestas han mostrado una inclinación importante hacia dicho partido.
Sin embargo, no podemos cegarnos, no podemos permitir que tras esa sed de cambio seamos confundidos y no veamos la realidad, ya que tras la victoria de Lopez Obrador como presidente, muchos fueron empoderados, favorecidos por el apoyo dado al ahora presidente en su campaña y tras ese amparo, han mostrado una actitud arrogante y despreocupada pues se hacen llamar victoriosos antes de serlo.
Me impresiona mucho la seguridad con la que algunos candidatos han afirmado ser triunfadores antes de tener la certeza de serlo, que los políticos corruptos, de aquellos de los que se muestra tanto repudio, estén siendo reciclados tras la bandera de un supuesto cambio, que un partido sea visto ciegamente como una religión que debe cambiar las cosas y que la gente pueda estar cegada a la realidad.
Durante estos meses de campaña los candidatos tuvieron la oportunidad de mostrar sus intenciones, su capacidad y sus propuestas. Pudimos ser testigos de varios ejercicios democráticos donde abiertamente algunos candidatos, tras afirmar su triunfo antes de tenerlo, faltaron a la ciudadanía, múltiples instituciones tanto gubernamentales como civiles, organizaron debates, eventos de campaña donde todos tendrían la oportunidad de debatir y mostrar sus aptitudes, pero el partido de la izquierda arrogantemente se negó a participar en la mayoría de ellos, argumentando tener una estrategia de campaña y sintiéndose ya triunfadores.
Mi muy personal punto de vista en relación a esto es que tras esta conducta irrespetuosa, no solo a las instituciones establecidas sino a la ciudadanía en general, creo que los Baja Californianos estamos siendo subestimados, estamos siendo vistos como seguidores, como borregos, como personas programadas a creer en apariencias y no en verdaderos hechos, en personas sin sentido común que no tienen habilidad de tomar decisiones correctas tras un sensato juicio.
Por lo tanto, espero que la mayoría de los bajacalifornianos podamos probar lo contrario y que demuestren sus agallas, que sean capaces de tomar la mejor decisión, de salir y hacer valer su voz votando, pero sobre todo eligiendo de acuerdo a la sensatez y tras haber hecho un buen estudio de las propuestas, antecedentes y conductas de los que aspiran a gobernarnos. ¿Cómo podemos esperar un buen gobierno tras una mala campaña?
No podemos vivir cegados por ilusiones falsas. Ningún partido político puede ni debe verse como una religión que redime de todos los pecados a sus participantes. Y en este tema creo sinceramente que ningún partido puede ofrecernos lo que nosotros mismos no podemos generar desde adentro: un verdadero cambio.
Necesitamos recordar que el cambio empieza desde la forma en que nos encaminamos en nuestras vidas, en nuestras actividades diarias, en nuestra responsabilidad ciudadana y que unidos debemos votar por la persona, no el partido, por quien pueda traernos más beneficios como sociedad, que pueda generar las oportunidades y las condiciones que todos necesitamos para prosperar y ser un estado atractivo y competitivo a nivel global.
Un buen líder es un ejemplo en su conducta, en su expresión, en su temperamento, en sus acciones. Un buen líder político debe ante todo priorizar lo que es verdaderamente importante en su lista de quehaceres políticos, un buen político debe ser empático y humilde, debe tener un verdadero sentido de responsabilidad y preocupación por que todos seamos mejores, no solo un grupo favorecido.
En estas elecciones espero que seamos capaces de demostrar que el poder lo tenemos nosotros y que podemos tomar decisiones correctas por el bien de todos.