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Por: Dr. Alejandro Diaz Bautista, Economista y Profesor Investigador.
La integración de América del Norte es el proceso de integración económica y política en América del Norte, particularmente la integración de Canadá, México y Estados Unidos.
Las ventajas de la integración económica se dividen en tres categorías: beneficios comerciales, creación de empleos y cooperación política entre los países.
El inicio del nuevo tratado comercial del T-MEC a partir del 1 de julio de 2020 marcó también el inicio de una nueva era en la integración económica y comercial de América del Norte, región que tiene a una población combinada de más de 490 millones de habitantes, es decir, poco menos del 7% de la población mundial, pero representa en términos económicos el 30% del producto interno bruto a nivel global.
A lo largo de las últimas décadas se tiene una mayor integración de las cadenas globales de valor en distintos sectores y Norteamérica es considerado como un polo de inversión e innovación a nivel internacional.
Desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) hace 27 años, nuestro país ha construido una relación comercial sólida y profunda con los Estados Unidos y Canadá, lo que ha permitido establecer una mayor integración económica productiva regional.
El tratado T-MEC incluye nuevas normas de origen para los fabricantes de automóviles y de otros productos textiles, químicos y siderúrgicos, que entrarán plenamente en funcionamiento a partir de 2023, e incorpora modificaciones a los capítulos relativos a la propiedad intelectual, la competencia o las inversiones, lo que trata de incrementar la integración económica y comercial de los tres países.
La integración económica ha sido posible gracias a la apertura comercial de México, que se ha fortalecido con la entrada en vigor el 1 de julio de 2020 del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.
El T-MEC, además de mantener la eliminación de aranceles, incluye capítulos innovadores que fortalecen y profundizan el intercambio comercial, que nos llevará a la integración económica de una economía digital en América del Norte y nos fortalece para hacer frente a los retos de la economía del siglo XXI.
La posición de México como el principal socio comercial de Estados Unidos es un reflejo de la profunda integración económica y productiva de las economías, que han construido cadenas de suministro regionales especializadas en sectores de alta complejidad como el automotor, aeroespacial, eléctrico-electrónico o dispositivos médicos, por mencionar algunos.
La integración económica y productiva también se refleja en el sector agropecuario cuyo comercio bilateral continúa siendo una de las grandes historias de éxito del TLCAN y ahora del T-MEC en 2020 y 2021. El T-MEC es un elemento fundamental de política comercial, además de ser un instrumento que fortalecerá la relación de nuestro país con Estados Unidos y Canadá; y profundizará la integración económica de los 3 países.
Finalmente, cuando las economías nacionales acuerdan la integración regional, las barreras comerciales caen y aumenta la coordinación económica y política. Los especialistas académicos en esta área de la integración económica definen siete etapas de integración económica: una zona de comercio preferencial, una zona de libre comercio, una unión aduanera, un mercado común, una unión económica, una unión monetaria y una integración económica completa.
La etapa final representa una armonización total de la política fiscal y una unión monetaria completa. Al tomar en cuenta estas etapas de la integración, podemos ver que en Norteamérica hemos pasado a una segunda etapa de la integración económica regional.
