En un cambio sin precedentes, la ceremonia de inauguración del presidente electo Donald Trump, originalmente programada para llevarse a cabo en el National Mall, se celebrará ahora en el interior de la Rotonda del Capitolio de los Estados Unidos el lunes 20 de enero de 2025. La decisión responde a las extremas previsiones meteorológicas que amenazan con interrumpir el evento al aire libre, con temperaturas de sensación térmica que se prevé alcancen niveles peligrosos. Trump abordó el cambio en una declaración en Truth Social, diciendo: “No quiero que nadie se haga daño”, destacando la seguridad frente al clima severo.
Este evento marcará la 60ª inauguración presidencial, un hito en la historia política estadounidense. Es especialmente significativo, ya que representa la única re-inauguración no consecutiva de un presidente de EE. UU. desde Grover Cleveland en 1893. El segundo mandato de Trump comenzará oficialmente tras su juramentación, junto con J.D. Vance, quien asumirá el cargo de 50º vicepresidente de los Estados Unidos.
Cabe destacar que esta será la primera inauguración interior desde la segunda toma de posesión del presidente Ronald Reagan en 1985. Esa ceremonia también se trasladó al interior debido a temperaturas igualmente frías. Sin embargo, la capacidad limitada de la Rotonda del Capitolio significa que muchos no podrán asistir en persona, por lo que deberán seguir la ceremonia de forma remota a través de diversas plataformas de transmisión y digitales. Los principales dignatarios, legisladores e invitados seleccionados podrán presenciar el evento histórico en persona.
Un aspecto adicional de relevancia es la coincidencia de la ceremonia con el Día de Martin Luther King Jr., lo que marca la segunda vez en la historia que una inauguración comparte esta fecha. El primer caso ocurrió durante la segunda inauguración del presidente Bill Clinton en 1997. La alineación de estos dos eventos significativos subraya el compromiso continuo de la nación con los derechos civiles y la igualdad, valores que muchos seguirán de cerca mientras comienza el segundo mandato de Trump.
La planificación de la inauguración comenzó en mayo de 2024, con un Comité Conjunto del Congreso sobre las Ceremonias Inaugurales supervisando el proceso. Las medidas de seguridad en torno al evento están incrementadas, con diversas agencias federales trabajando en conjunto para garantizar la seguridad de los involucrados. Además, la Guardia Nacional ha sido desplegada desde 24 estados para ayudar a mantener el orden y prevenir cualquier interrupción. Las evaluaciones de inteligencia han señalado posibles protestas, lo que convierte a este evento en un desafío tanto para la seguridad como para la unidad nacional.
El Comité Inaugural Trump Vance ha sido clave en la obtención de los fondos necesarios para la ceremonia, con contribuciones significativas provenientes de líderes de la industria tecnológica como Sam Altman de OpenAI y Mark Zuckerberg de Meta. El comité, copresidido por Steve Witkoff y Kelly Loeffler, ha logrado atraer a donantes de alto perfil, asegurando que el evento se lleve a cabo con toda la grandeza y el protocolo que se espera de una ocasión de esta magnitud. Entre los asistentes anticipados se encuentran expresidentes de EE. UU., figuras políticas globales y líderes empresariales destacados, como Elon Musk, Jeff Bezos y Zuckerberg, lo que resalta el interés mundial en la inauguración.
Sin embargo, el evento no ha estado exento de controversias. Varios miembros demócratas del 119º Congreso han anunciado su decisión de boicotear la inauguración. Sus objeciones van desde el hecho de que el evento coincide con el Día de Martin Luther King Jr. hasta el resentimiento persistente por el ataque al Capitolio del 6 de enero. Esta decisión de boicotear es vista como un desafío directo a la administración entrante, lo que refleja una división política más amplia dentro del Congreso. Entre los demócratas clave que han decidido no asistir se encuentran Nancy Pelosi (CA), Ilhan Omar (MN), Veronica Escobar (TX) y Sean Casten (IL), entre otros, lo que deja en claro su postura antes del inicio del nuevo mandato presidencial.
Mientras la nación se prepara para este evento trascendental, todos los ojos estarán puestos en la ceremonia de inauguración, tanto por las implicaciones políticas del regreso de Trump a la presidencia como por la forma en que la nación responda a los desafíos únicos de esta ceremonia invernal. Ya sea por el cambio a un lugar cerrado, las medidas de seguridad implementadas o las divisiones entre los líderes políticos, la inauguración de 2025 promete ser un momento clave en la historia de los Estados Unidos.