Por: Dr. Elton Gómez, médico especialista en medicina regenerativa
La medicina hiperbárica, es como aquellos monstruos de las ahora viejas películas en blanco y negro que veíamos con tanta expectativa asombro y a veces, temor, porque como ellos, ha surgido de las profundidades del océano, y como ellos, siempre se ha revestido de un aura de desconocimiento, fascinación, de asombro, y también de temor, surgiendo en los tiempos modernos (omitiré los datos históricos que merecen un capítulo aparte), este agente terapéutico surge desde el buceo comercial, y de las instituciones castrenses, de las fuerzas armadas integradas por la marina y el ejército de varias partes del mundo.
Habiendo sido usada para aplicaciones que hoy se sabe, carecen de fundamento, la medicina hiperbárica, hoy por hoy tiene un aura generalizada de escepticismo, alrededor de ella, escepticismo alimentado por malos entendidos, informes mal redactados, y exageraciones que han desviado la atención pública del papel real en la terapéutica.
Cada país ha llevado esta terapia a su estilo, mientras que algunos países, han dejado simplemente que el mercado decida si esta técnica sobrevive o no (al grado de cobrar por minuto dentro de la cámara, sin ninguna otra indicación que la curiosidad por probar este dispositivo por parte del consumidor o cliente) y con muy poca o ninguna regulación de parte de las autoridades sanitarias. En otros, las regulaciones han pretendido ser tan estrictas al grado de ser imposibles de cumplir, o con la idea de que los servicios hiperbáricos deban llevarse únicamente por instituciones de salud pública dependientes del estado, lo cual genera problemas de asignación de presupuesto, presentes en cualquier institución de este tipo, lo cual se traduce en instalaciones abandonadas, fallas en el pago por el suministro de oxígeno, programación de pacientes en ciclos inadecuados que no ayudan al problema de fondo (ej: una sesión cada 30 días, para un pie diabético), y la siempre latente falla de no capacitar a los médicos que forman parte de estas instituciones sobre los beneficios y riesgos de esta técnica, lo cual genera reacciones de rechazo por desconocimiento, y en otros países, se permite la introducción de esta técnica abiertamente, como parte de un protocolo de apoyo a otras terapias, por ejemplo, en el caso de recuperación posoperatoria en intervenciones quirúrgicas, o en el caso de recuperación de lesiones deportivas.
Algunos investigadores, que afortunadamente se han recuperado de tal o cual enfermedad, gracias a la hiperbárica, se convierten en acérrimos defensores de la técnica, pero solo en el caso de los pacientes que padecen su misma enfermedad (Richard Neubauer, consideraba la recuperación de embolia o infarto cerebral como la indicación más importante y útil de la oxigenación hiperbárica, debido a que el mismo se recuperó satisfactoriamente de un problema de evento vascular cerebral) si bien estos hechos son muy afortunados, esto constituye un sesgo tremendo de apreciación por parte de un investigador que debería ser imparcial.
Empero, la oxigenación hiperbárica ha avanzado mucho en las últimas dos décadas, gracias al aumento de la cifra de publicaciones debidamente protocolizadas, y registradas a las cuales han tenido acceso la comunidad científica y médica, y que han establecido con un rigor científico preciso, las bases funcionales y fisiológicas de esta disciplina.
Hoy por hoy, la oxigenación hiperbárica, tiene gran auge en Rusia, y en estados unidos, teniendo más de 200 cámaras hiperbáricas en la primera, y más de 350 en los segundos, con miles de sesiones aplicadas diariamente, con pocos o ningún incidente.
Pregunte a un servidor, si la medicina hiperbárica puede ayudarle con su problema de salud, y como puede ayudarle, estoy a sus órdenes.
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