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-Editorial
El despido en vivo de Gustavo Macalpin, presentador del programa Ciudadano 2.0 en Canal 66 de Mexicali, por parte de Luis Arnoldo Cabada, director general de la estación, ha generado una fuerte controversia nacional. El evento, transmitido el 7 de octubre, sorprendió tanto a la audiencia como al propio Macalpin, quien no recibió ninguna explicación por su despido.
Cabada entró abruptamente en la transmisión en vivo para despedir al presentador durante el último segmento del programa, agradeciéndole sus seis años de trabajo en el canal y afirmando que su ciclo había llegado a su fin. Las palabras exactas de Cabada fueron: “Todo tiene un ciclo en la vida, y tu ciclo ha llegado. Este es tu último día”. La reacción de Macalpin fue de visible confusión, pero continuó el programa de manera profesional, agradeciendo la oportunidad de haber liderado el segmento televisivo.
Este despido inesperado desató una ola de especulaciones en redes sociales, donde se alegó que Macalpin fue censurado por sus críticas hacia el esposo de la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda. El propio Macalpin, en sus cuentas de redes sociales, no descartó esta teoría, aunque admitió no estar seguro de las razones de su despido. “Lo que hago es crítica política, así que saquen sus conclusiones”, comentó en respuesta a su audiencia, invitando a la reflexión pública sobre el verdadero motivo de su salida.
Aunque dijo que era poco probable que su despido fuera una reacción directa a críticas recientes, Macalpin insinuó que la decisión de Cabada podría haber sido premeditada. No obstante, el presentador se mantuvo firme en que su trabajo siempre se había caracterizado por la disciplina y dedicación.
Varios periodistas mexicanos de renombre expresaron indignación, condenando la forma en que fue despedido y describiéndolo como un ataque a la libertad de expresión. Medios como El País, Imagen, ADN 40, El Financiero, Radio Fórmula y otros medios nacionales cubrieron la historia. En varios medios se plantearon preocupaciones sobre la independencia editorial en los medios locales y la influencia política detrás de decisiones como esta, lo que llevó a muchos a desaprobar abiertamente el despido de Macalpin como un ejemplo preocupante de posible censura por parte del nuevo gobierno.
“¡Esto huele a una ENORME DEMANDA LABORAL para Canal 66 Mexicali! Hay tantas violaciones laborales y factores agravantes en este video, cometidos contra @GustavoMacalpin!!!”, escribió René Franco, conductor del podcast La Taquilla, en X.
Chumel Torres, conductor de Grupo Fórmula, comentó: “No nos engañemos: esto es censura, lo veas por donde lo veas. Si el tipo estaba hablando de cierto gobernador, y al día siguiente lo despiden, ¿qué quieren que pensemos? Ahora, lo que yo creo, estoy 99.9% seguro que le dijeron, ‘despídanlo en vivo’. Si tuviera que apostar todo mi dinero, eso es lo que sucedió”.
Torres agregó que Canal 66 también enfrentará las consecuencias de este “castigo”, ya que el programa de Macalpin tenía buenos niveles de audiencia. “El asunto es que cuando tienes un canal chafa, cuando estás a cargo de una organización frágil que tiembla ante la más mínima presión del poder, pues, esto es lo que pasa. Te despiden en tu cara, de una manera realmente degradante”, afirmó.
En respuesta a las acusaciones de censura, la gobernadora Marina del Pilar emitió un comunicado negando cualquier implicación de su gobierno en el despido de Macalpin. La gobernadora defendió el derecho a la libertad de expresión y aseguró que siempre ha sido tolerante con las críticas, subrayando que su administración no tuvo parte en la decisión tomada por Canal 66.
La controversia sobre el despido de Macalpin llegó hasta la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien expresó empatía hacia el presentador de televisión. En su conferencia de prensa matutina, Sheinbaum destacó que era esencial que se reinstalara el programa de Macalpin. También mencionó que había hablado con la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar, quien también estaba en desacuerdo con la apresurada decisión del canal.
“Es una decisión tomada por el director de Canal 66 en Baja California, pero si el motivo fue que habló mal de la gobernadora o de alguien más, no creo que fuera la decisión correcta”, comentó Sheinbaum.
Durante el noticiero, el director de noticias de Canal 66, Francisco Javier García Villanueva, abordó la controversia sobre el despido de Macalpin, admitiendo que la forma en que se manejó la situación fue incorrecta y creó un entorno difícil para todos los involucrados. Aunque reconoció que el dueño de la estación, Luis Arnoldo Cabada, tenía la autoridad para tomar tales decisiones, García Villanueva lo instó a ofrecer una disculpa pública. También señaló que Macalpin se había distanciado del equipo en los últimos meses, lo que llevó a una ruptura en la comunicación. A pesar de ello, García Villanueva elogió a Macalpin como un talento brillante que seguramente encontrará éxito en el futuro cercano.
Minutos después, Cabada llamó al programa de noticias de García Villanueva y se disculpó públicamente tanto con la audiencia como con Macalpin por la situación, admitiendo que debería haberse manejado en privado en lugar de públicamente. Cabada negó firmemente cualquier acusación de censura, explicando que la decisión de terminar el programa de Macalpin se basó en desafíos comerciales que surgieron después de que Macalpin redujera su programa a una vez por semana, lo que dificultaba su sostenibilidad a largo plazo. Cabada le deseó a Macalpin la mejor de las suertes y expresó su esperanza de que pudieran volver a trabajar juntos en el futuro.
En un emotivo mensaje en su página de Facebook el 9 de octubre, Macalpin expresó su gratitud a sus seguidores tras su despido controvertido. “Como TODOS ustedes saben, el lunes pasado por la noche experimenté uno de los momentos más humillantes, incómodos, injustos y enfurecedores de mi vida. El dueño de la estación de televisión donde trabajé durante siete años cometió un acto de agresión contra mí al despedirme en vivo al aire, claramente con la intención de intimidarme. Después de ese horrible momento, llegué a casa, abracé a mi esposa y le dije que era el peor día de mi vida. SIN EMBARGO (y este ‘sin embargo’ es con mayúsculas), poco después me llevé una increíble sorpresa: ¡su abrumador apoyo! Lo que parecía una catástrofe se convirtió en uno de los momentos más gratificantes de mi vida y, lo más importante, en una gran oportunidad para el futuro. No soy la persona más religiosa, pero no puedo evitar pensar en la frase: ‘Dios obra de maneras misteriosas’. Sinceramente, ¡gracias, gracias por todo el apoyo! Siempre estaré profundamente agradecido con todos ustedes.”
Macalpin cautivó a una amplia audiencia televisiva al combinar hábilmente su experiencia política con un agudo y único sentido del humor negro que lo convirtió en un presentador imperdible en Canal 66. Su capacidad para desglosar temas políticos complejos de manera ingeniosa y accesible le ganó una audiencia leal. Sin embargo, su despido repentino provocó una significativa reacción negativa, con muchos espectadores expresando indignación y llamando a un boicot del canal. A medida que la controversia crece, surge la pregunta de si Canal 66 y su propietario podrán recuperarse del daño a su reputación.
Gustavo Macalpin, nacido en Mexicali el 1 de abril de 1987, es egresado de Derecho de CETYS Universidad, en su ciudad natal. Sin embargo, su verdadera pasión por el periodismo y la comunicación lo llevó a explorar otros horizontes, especializándose en análisis político a través de diplomados en prestigiosas instituciones como The George Washington University y el Tecnológico de Monterrey.
Su incursión en la política fue impulsada por su papel como secretario particular del exalcalde Francisco Pérez-Tejado, donde también fue el responsable de escribir sus discursos. Estas experiencias no solo marcaron su carrera, sino que lo conectaron directamente con el mundo de los medios, un campo donde ha dejado una huella significativa.
El despido en vivo de Gustavo Macalpin de su programa *Ciudadano 2.0* en Canal 66 de Mexicali ha generado una controversia significativa, con comparaciones al caso del periodista estadounidense Keith Olbermann. En 2010, Olbermann, un destacado comentarista político en MSNBC, fue suspendido abruptamente de su cargo debido a donaciones que hizo a campañas políticas, violando la política de la cadena. Aunque su despido no fue transmitido en vivo como el de Macalpin, la naturaleza pública de ambos casos subraya la tensión entre la independencia periodística y las decisiones corporativas. Así como los seguidores de Olbermann se preguntaron si sus opiniones contundentes contribuyeron a su suspensión, la audiencia de Macalpin se cuestiona si sus comentarios críticos hacia figuras políticas en Baja California influyeron en su despido repentino.
Ambos casos ponen de relieve los desafíos que enfrentan los periodistas al navegar entre presiones políticas y corporativas en una era en la que la línea entre la propiedad de los medios y la influencia gubernamental puede volverse borrosa. Sin embargo, a diferencia de Olbermann, quien regresó a su programa después de la indignación pública, el futuro de Macalpin sigue siendo incierto, mientras figuras mediáticas mexicanas y el público exigen respuestas y justicia. Estos incidentes reflejan la lucha global en curso por la libertad editorial, especialmente cuando figuras controvertidas desafían a instituciones poderosas.
