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Por: Ellie Burgueño
Las vacaciones escolares terminaron y con ello llegan todas las responsabilidades que el año escolar trae para las familias. Para quienes tenemos hijos de edad escolar en casa, no falta la preocupación por organizarnos bien para poder cumplir con nuestros compromisos laborales sin descuidar a la familia, y es ahí donde recordamos el gran valor que tiene el tiempo.
Parece que fue ayer cuando supe que estaba embarazada y nueve meses se fueron volando, en lo general creo que así pasa la vida: ¡volando! Mi bebe acabada de nacer ha traído grandes alegrías a mi hogar, pero también grandes responsabilidades, desde la atención especial que requiere un recién nacido, hasta el equilibrar bien el tiempo dedicado a mis otros dos hijos, tratando de ofrecer calidad de tiempo en los momentos que esté con cada uno de ellos.
Hablar del valor del tiempo es hablar de un sinnúmero de aspectos importantes de la vida. Por ejemplo, dice una reflexión conocida que para darse cuenta del valor de un año, hay que preguntarle a un estudiante que ha fallado en un examen final. Para saber el valor de un mes, hay que preguntarle a una madre que ha dado a luz a un bebe prematuro. Para darse cuenta del valor de una semana, hay que preguntarle al editor de un diario semanal. Para darse cuenta del valor de una hora, hay que preguntarles a los novios que esperan para verse. Para conocer el valor de un minuto, hay que preguntarle a la persona que ha perdido el tren, el autobús o el avión. Para conocer el valor de un segundo, hay que preguntarle a alguien que ha sobrevivido de un accidente. Para conocer el valor de un milisegundo,
hay que preguntarle a la persona que ha ganado una medalla de plata en las olimpiadas.
Y es que hablar de tiempo en estos días es también hablar de un aspecto muy complejo de la vida, ya que lo que menos nos sobra es eso justamente: el tiempo. Nos falta tiempo para trabajar, para terminar labores, para planificar algo que queremos con detalle, para dormir, para divertirnos, para hacer algo que nos gusta, para viajar, para estudiar algo que siempre quisimos estudiar, para compartir con nuestra familia, amigos y seres queridos; y ponemos siempre en nuestra lista de prioridades aquellas cosas que nos generaran una remuneración económica, dejando de lado aquel tiempo que debe invertirse en lo que más importa.
Indiscutiblemente el tiempo es un regalo que no tiene precio pues nadie puede aumentar ni siquiera un minuto a su vida por más que lo desee o incluso por más que pudiera pagar por ello. Es por eso que planificar para tener una vida equilibrada, donde no haya exceso de trabajo sino solo una jornada laboral razonable, donde podamos pasar momentos de calidad con nuestra familia, con nuestros hijos, darle a cada uno de ellos esa atención que merece y necesita, la cual creará fuertes lazos familiares y de amor así como inolvidables memorias para toda la vida, es tan importante.
Debemos mantener en mente que el tomar un poco de tiempo para disfrutar con aquellas personas que nos traen algo de paz, armonía y alegría, no es solo importante sino beneficioso para nuestra vida y nuestra salud. Poder equilibrar el tiempo para también encontrar y mantener un pasatiempo semanal que nos distraiga y nos reactive es también algo importante en lo que debemos invertir el tiempo.
Un hombre muy sabio un día dijo: “Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora: Tiempo para nacer y tiempo para morir…” Estemos atentos para que en el inter podamos administrar de tal manera nuestro tiempo que cuando este se nos haya agotado podamos ver atrás y sentir satisfacción por las decisiones tomadas.
