En los últimos meses, las políticas económicas del presidente Donald Trump han desencadenado una gran volatilidad en los mercados financieros, mientras envían ondas de preocupación a la industria turística de EE. UU. La imposición de aranceles, los cambios en las relaciones comerciales y las controvertidas políticas sociales han generado incertidumbre entre los inversionistas y han disminuido el entusiasmo de los turistas extranjeros que consideran viajar a los Estados Unidos. A medida que los mercados caen y se emiten alertas de viaje, las implicaciones económicas más amplias podrían ser graves.
El mercado de valores de EE. UU. ha sido sacudido por fuertes caídas, con el Nasdaq Composite cayendo más del 8% en marzo de 2025, la caída más pronunciada desde diciembre de 2022. El S&P 500 y el Dow Jones Industrial Average siguieron la misma tendencia, perdiendo un 6.3% y un 5.2%, respectivamente. ¿El catalizador? La agresiva imposición de aranceles del 25% a los bienes importados de socios comerciales clave, incluidos México, Canadá, China y todos los automóviles fabricados en el extranjero.
Estas tensiones comerciales han inyectado incertidumbre generalizada en el mercado, dejando a los inversionistas buscando estabilidad. El optimismo inicial en torno a los avances en IA, las esperadas reducciones de tasas de la Reserva Federal y la desregulación se desvaneció a medida que se deterioraron las relaciones comerciales internacionales. La renuencia de la Reserva Federal a ajustar más las tasas de interés exacerbó aún más la inquietud, lo que llevó a los analistas a cambiar su enfoque de las inversiones en tecnología hacia sectores más tradicionalmente estables, como el petróleo y los materiales.
Más allá de Wall Street, la industria turística está lidiando con una desaceleración alimentada por los cambios en las políticas migratorias y las cambiantes percepciones internacionales. Varios gobiernos extranjeros han revisado sus alertas de viaje, advirtiendo a sus ciudadanos sobre los cambios de políticas en EE. UU. Por ejemplo, Canadá ahora requiere que sus ciudadanos que permanezcan en EE. UU. por más de 30 días se registren con el gobierno, mientras que varios países europeos han expresado preocupaciones sobre las políticas de EE. UU. que afectan a los viajeros transgénero, instando a la precaución.
La respuesta ha sido rápida. El turismo canadiense hacia EE. UU. ha caído drásticamente, con importantes disminuciones tanto en los viajes por carretera como en las reservas aéreas. Pero Canadá no está sola. Los turistas europeos, que históricamente han sido una fuente confiable de ingresos para los principales destinos turísticos de EE. UU., también están reconsiderando sus planes de viaje. El viajero danés Kennet Brask, por ejemplo, canceló un viaje planeado a Florida, citando preocupaciones por las políticas de la administración actual. Mientras tanto, los comentarios de Trump sobre la adquisición de Groenlandia y el aumento de las medidas de control fronterizo han alejado aún más a los visitantes europeos, lo que ha provocado una caída pronunciada en las llegadas de países como Eslovenia, Suiza y Bélgica.
Entre los sectores más afectados se encuentra la industria de los parques temáticos, que depende en gran medida de los turistas internacionales. Disney World ha informado una disminución notable de visitantes extranjeros, con los analistas atribuyendo esta caída tanto a factores económicos como al creciente malestar con las cambiantes políticas de EE. UU.
Según datos de Tourism Economics, los aranceles impuestos a los socios comerciales clave, incluidos Canadá, China, México y la Unión Europea, han provocado una disminución notable en los números de viajes. Solo en febrero, el turismo canadiense hacia EE. UU. se desplomó un 23% en comparación con el año anterior, mientras que las llegadas de turistas chinos cayeron un 11%. Esta tendencia a la baja presenta un riesgo financiero significativo para los principales centros turísticos, desde Orlando y Los Ángeles hasta Las Vegas y la ciudad de Nueva York.
Un informe reciente de la industria estima que el sector turístico de EE. UU. podría perder hasta $64 mil millones en ingresos este año debido a las guerras comerciales, las restricciones migratorias y la disminución del sentimiento internacional. Tal desaceleración no solo impacta a las empresas de hospitalidad, sino que también amenaza miles de empleos vinculados a la industria, lo que agrava aún más la economía.
En nuestra región, por ejemplo, las repercusiones económicas de las políticas del presidente Trump son particularmente evidentes, especialmente en el sector turístico. El flujo de “snowbirds” canadienses hacia el Valle Imperial y Yuma, AZ, ha sido durante mucho tiempo un motor económico vital, con los canadienses contribuyendo significativamente a los ingresos locales durante los meses de invierno. Sin embargo, como resultado del deterioro de las relaciones entre EE. UU. y Canadá y las políticas migratorias más estrictas, este flujo de visitantes está a punto de disminuir. Canadá ha impuesto nuevas regulaciones de viaje, exigiendo que los ciudadanos canadienses que permanezcan más de 30 días se registren con el gobierno, mientras que las políticas de EE. UU. han generado preocupaciones sobre la inmigración y el control fronterizo. A medida que el turismo canadiense disminuye drásticamente, evidenciado por una caída del 23% en febrero, las empresas locales en el Valle Imperial y Yuma, que dependen en gran medida de esta afluencia estacional, enfrentan una grave desaceleración económica. Con una pérdida estimada de $64 mil millones en los ingresos del turismo en EE. UU., las consecuencias para la economía de nuestra región podrían ser graves, lo que afectaría aún más los sectores de hospitalidad y comercio que dependen de los visitantes extranjeros. La continua volatilidad en los mercados financieros y en la industria del turismo señala la necesidad de que las empresas reevalúen sus estrategias y se adapten a un panorama que cambia rápidamente.
A pesar de estas preocupantes tendencias, algunos analistas creen que los movimientos económicos de Trump son parte de una estrategia más amplia destinada a negociar condiciones comerciales más favorables. Stephen Jen, CEO de Eurizon SLJ asset management, sugiere que estas políticas podrían llevar finalmente a ajustes económicos beneficiosos, prediciendo posibles renegociaciones con los principales socios comerciales que podrían reducir los aranceles y aumentar la estabilidad financiera global.
Sin embargo, las perspectivas inmediatas siguen siendo inciertas. Con los mercados financieros mostrando señales de angustia y la industria turística enfrentando obstáculos sin precedentes, se insta a las empresas y los inversionistas a proceder con cautela. El sector de los viajes, en particular, podría necesitar implementar medidas proactivas para tranquilizar a los visitantes extranjeros y contrarrestar los efectos negativos de las políticas actuales.
Las políticas económicas del presidente Trump han encendido una tormenta de incertidumbre tanto en los mercados financieros como en la industria turística. Los efectos ya son evidentes, con precios de acciones en caída, disminución de los viajes internacionales y un sector de la hospitalidad en dificultades. Si bien el impacto a largo plazo de estas políticas aún está por verse, una cosa es clara: la volatilidad actual está obligando a las empresas y los inversionistas a adaptarse a un panorama cada vez más impredecible. Los próximos meses serán cruciales para determinar si estas estrategias económicas resultan ser una apuesta calculada o un costoso error para Estados Unidos.