En un entorno global marcado por alianzas cambiantes y una diplomacia de alto riesgo, la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, está trazando un rumbo distinto, caracterizado por una calma estratégica y un diálogo discreto con el presidente Donald Trump. A diferencia del uso típico de la “diplomacia coercitiva” por parte de Trump con líderes extranjeros, el enfoque mesurado de Sheinbaum ha contribuido a estabilizar las relaciones entre México y Estados Unidos, ganándose incluso elogios poco comunes del polarizante líder estadounidense.
Pese a sus diferencias ideológicas, Sheinbaum y Trump han encontrado puntos en común a través de un entendimiento pragmático de intereses mutuos, particularmente en temas de comercio y seguridad fronteriza. Trump, conocido por sus tácticas agresivas y retórica confrontativa, se ha referido a Sheinbaum como una “mujer maravillosa”, reconociendo su destreza diplomática.
Esta relación en evolución se ha convertido en objeto de nuevo análisis entre académicos y expertos en políticas públicas. Durante una reciente mesa redonda organizada por Ethnic Medica Services, David Ayón, investigador senior del Centro Leavy de la Universidad Loyola Marymount, destacó cómo ha evolucionado el enfoque de México hacia Estados Unidos en la última década.
Según Ayón, las raíces de esta postura diplomática se remontan a la decisión del expresidente Enrique Peña Nieto de invitar a Trump a México durante su campaña de 2016. “Fue una estrategia de apaciguamiento”, dijo Ayón, señalando que la visita dio a Trump una imagen de estadista ante el mundo. Esta estrategia, argumentó Ayón, fue posteriormente ampliada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien realizó una visita de Estado simbólica a Washington en 2020, en plena pandemia de COVID-19.
Sheinbaum, añadió Ayón, continúa por esa misma línea, manteniendo abiertas las líneas de comunicación con Trump y priorizando la continuidad. “Tres administraciones mexicanas consecutivas han invertido en mantener la estabilidad de la relación”, dijo. “México le ha ofrecido a Trump algo valioso: la percepción de normalidad.”
Para México, esa normalidad conlleva recompensas económicas. Evitar confrontaciones con Washington ha ayudado a proteger las exportaciones mexicanas de aranceles severos y ha fomentado la inversión extranjera, especialmente en un periodo en el que las cadenas de suministro globales se están reestructurando a favor del nearshoring.
“México está ampliando su capacidad comercial mientras EE.UU. lucha por aplicar aranceles,” explicó Ayón, señalando proyectos de infraestructura como la expansión del puerto del Pacífico en Manzanillo como prueba de la planificación económica a largo plazo del país.
Alberto Díaz-Cayeros, de la Universidad de Stanford, ofreció una perspectiva más amplia, enmarcando los aranceles de Trump como parte de una estrategia geopolítica más que como simples represalias económicas. Comparó las tácticas de Trump con las utilizadas en la Europa de entreguerras, cuando las potencias dominantes usaban la dependencia comercial para expandir sus esferas de influencia.
“Los aranceles de Trump encajan en una redefinición del posicionamiento global de EE.UU.”, dijo Díaz-Cayeros. “México podría beneficiarse al estar dentro de ese círculo preferencial.”
También cuestionó la noción de que Sheinbaum es simplemente una sucesora política de López Obrador. “Sheinbaum es más global y pragmática,” afirmó. “Estudió en Berkeley, contribuyó a un esfuerzo ganador del Premio Nobel, y aporta un rigor científico a la gobernanza.”
Sin embargo, Díaz-Cayeros advirtió que el mayor desafío de Sheinbaum podría provenir de su propio partido. Con una súper mayoría en el Congreso, el poder abrumador de Morena podría llevar a excesos políticos. “Las súper mayorías reducen la rendición de cuentas,” advirtió. “Eso podría ser su talón de Aquiles.”
Los líderes empresariales también han expresado optimismo sobre la trayectoria de México. Larry Rubin, presidente de la American Society of Mexico, enfatizó la resiliencia de los lazos comerciales entre EE.UU. y México, especialmente bajo el T-MEC. “Los aranceles han sido más simbólicos que impactantes,” dijo Rubin. “México sigue siendo indispensable para la industria estadounidense, especialmente con una fuerza laboral joven que complementa el envejecimiento de la población en EE.UU.”
Rubin también subrayó la importancia de las próximas revisiones del T-MEC, instando a México a continuar fortaleciendo su sistema judicial y la aplicación de leyes de propiedad intelectual. Señaló que la interdependencia económica entre ambas naciones ahora es demasiado profunda como para deshacerse de ella.
Mientras tanto, el analista político Luis Alvarado enmarcó la relación Trump-Sheinbaum como un reflejo de un gobierno hábil en el manejo de los medios del siglo XXI. “Trump es el presidente de los medios: entiende el performance,” dijo Alvarado. “Sheinbaum y su equipo han sido brillantes al mantener la calma y la estrategia, usando los medios como herramienta diplomática.”
Argumentó que ambos líderes, a pesar de sus posturas políticas contrastantes, están unidos por un interés compartido en la reforma económica y la gestión de la imagen pública. “A puertas cerradas, Trump escucha a Wall Street. Y Wall Street está hablando con Claudia Sheinbaum,” concluyó.